Aunque los términos doble techo y pantalla térmica se utilizan en general para denominar cualquier protección que se coloca en el invernadero a fin de morigerar los efectos de las bajas temperaturas nocturnas del invierno, se debe establecer una diferencia entre ellos.
Los dobles techos se generan por una segunda cobertura de polietileno que se coloca en el interior de las estructuras, a pocos centímetros del techo del invernadero y siguiendo la forma de éste. El objetivo es contar con el aislamiento que produce el aire encerrado entre las dos capas, por eso, la técnica es más eficiente si se cuenta con una bomba que permita insuflar aire entre los dos films.
Las pantallas térmicas son coberturas tendidas horizontalmente sobre los cultivos para disminuir el volumen de aire en que están contenidas las plantas. Están constituidas por diversos materiales, aluminizados o no.
Cuando un cultivo es pequeño y queda gran parte del suelo del invernadero sin cubrir, en éste se produce una importante acumulación de calor durante las horas de mayor radiación solar. Por lo tanto, a la noche, la presencia de un doble techo permite conservar el ambiente con 1 a 3 ºC más, en relación con otro invernadero de iguales características que no lo tenga.
Este pequeño aporte puede prevenir la muerte de las plantas, pero no asegura las temperaturas mínimas de crecimiento a la mayoría de las especies florícolas.
Por lo tanto, el cultivo permanecerá inactivo y no se acelerará su ciclo. Dicho en otras palabras, un trasplante demasiado temprano no se correlacionará con una entrada anticipada de la producción sólo porque el doble techo proteja al cultivo de los efectos de las heladas.
En un invernadero que no cuente con un sistema de calefacción activa (a gas, a gasoil, etc.), el doble techo manifiesta dos graves inconvenientes, que hacen poner en tela de juicio los beneficios de su uso: acumula una gran condensación de agua que gotea sobre las plantas (si no cuenta con la bomba que permita insuflar aire entre las dos coberturas) y reduce en un 10% la ya escasa entrada de luz a la estructura durante el período invernal.
Ante esta situación, puede ser interesante la aplicación de dobles coberturas a un cultivo de tardicia, cuando llega la época de las primeras heladas, con el objetivo de prolongar un tiempo más la cosecha de una especie implantada en verano. En el otoño, la acumulación térmica diaria es mayor que en el invierno, y los dobles techos y pantallas son más eficientes en frenar el escape infrarrojo durante la noche.
Finalmente, en un invernadero con calefacción activa, por el contrario, el uso del doble techo puede compensar sus desventajas, ya que permite ahorrar hasta un 30% del combustible del calefactor.
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