Las plantas dependen de la luz para realizar la fotosíntesis y producir la materia prima con la que logran su crecimiento y desarrollo. Sin embargo, no toda la luz que reciben las plantas es utilizada para este fin, ya que una parte es reflejada o transmitida, y otra se disipa en forma de calor.
Cuando hay exceso de radiación, en especial, en los meses de verano, pueden aparecer daños en las hojas o en los pimpollos y flores por quemado. Además, en las producciones bajo invernadero, puede aumentar considerablemente la temperatura del ambiente, y esto afecta la productividad y la calidad de las plantas.
Por ello, en estas épocas es común utilizar mallas de sombreo, con el objetivo de disminuir la radiación global incidente, y en consecuencia, la temperatura dentro del invernáculo. El nivel de radiación a lograr dentro del invernáculo dependerá de los requisitos específicos de las plantas en las distintas fases de desarrollo, y de las distintas estaciones en las diferentes regiones climáticas.
En general, se utilizan mallas de polipropileno o de polietileno, comúnmente denominadas media sombra. Éstas vienen más o menos abiertas, de acuerdo con el grado de sombra que se desee obtener, y hay también en distintos colores. La mayoría de las mallas son poco selectivas, es decir, reducen tanto la transmisión de radiación fotosintéticamente activa como la del infrarrojo. Sería deseable reducir al máximo la radiación infrarroja (que es la mayor generadora de calor) dejando pasar la fotosintéticamente activa hacia las plantas.
La más difundida y la de menor costo es la malla negra, y siempre que sea posible, deben situarse en el exterior. Cuando está en el interior, la malla absorbe la radiación solar y la convierte en calor dentro del invernadero; calor que debe ser evacuado por ventilación. Por el contrario, la malla exterior se calienta con la radiación, pero se refrigera con el aire exterior del invernadero.
El grado de sombreo de la malla se escoge de forma que, al mediodía, las plantas reciban una cantidad de radiación cercana a su punto de saturación lumínica. Por tanto, es preciso conocer la curva de saturación de la especie.
Las mallas blancas o aluminizadas son tan eficaces o aún más que las negras en bajar la temperatura de aire y suelo, y pueden instalarse en el interior. La malla de aluminio es reflectora: la radiación solar es rechazada y no emite calor durante el día. En varios estudios, se vio que la temperatura del ambiente puede descender hasta 10º C; esto depende del tipo de malla y del nivel de radiación. En cuanto a la reflexión de radiación, la aluminizada refleja el 55%; la negra el 10%, y la blanca el 40%, aproximadamente. Por otro lado, la absorción de luz es del 5%, 50% y 20%, respectivamente.
Las mallas con características espectrales son producidas con aditivos especiales, que las convierten en singulares filtros de luz. Éstas incrementan selectivamente las luces de los espectros rojo y/o azul, e influyen positivamente en la calidad del cultivo.
A la hora de elegir una malla de sombreo, es preciso también, tener presente: a) que el porcentaje de sombreo mencionado en los prospectos comerciales, rara vez se corresponde con las determinaciones de laboratorio, y b) que la intensidad del color de la pantalla no tiene una relación directa con el porcentaje de sombreo. El ojo humano es mal medidor de las propiedades ópticas de las mallas. |