Sobre la idea de la crisis, hay diferentes opiniones. Podríamos resumirlas a través de una pregunta: ¿ya acabó o todavía estamos en medio de ella? En el peor de los casos, considero que podemos aceptar que lo peor de la coyuntura ya pasó y que es la hora de extraer conclusiones.
Un viejo dictado enseña: es en la crisis que se crece; y los empresarios que arriesgaron y apostaron al crecimiento que, inevitablemente, sucedería a la crisis, parecería que están en mejores condiciones de aprovechar este momento.
Reducir costos y aumentar la producción son recetas seguras y adecuadas para enfrentar y superar cualquier crisis; lanzar nuevos productos, adaptarse a las necesidades del mercado y anticiparse a ellas son algunos de los puntos que pueden hacer la diferencia entre el éxito y el fracaso.
El interrogante es si hace falta una crisis para descubrir lo evidente ¿No es algo que debemos hacer de forma natural para progresar, para desarrollar nuestras empresas y nuestro sector? Seguro que no necesitábamos de un período dificultoso, de estas características, para reaprender lo que habíamos olvidado.
¿Cuántas de nuestras empresas estaban bien preparadas para enfrentar y superar una situación de crisis? Y ahora, ¿qué vamos a hacer? ¿Será que aprendimos la lección? Son muchas preguntas que debemos hacernos, y de las respuestas puede depender el futuro de nuestros negocios.
Tener la humildad de aprender con las empresas y los empresarios que han salido fortalecidos no es un ejercicio fácil. En realidad, practicar la humildad no es nunca sencillo, y es una pena que así sea, porque nada nos ayuda tanto a aprender como reconocer que no sabemos o que no tenemos todas las respuestas. En otras palabras: no conseguimos aprender aquello que pensamos ya saber.
Vamos a iniciar el año haciendo las preguntas adecuadas para tener en el 2010 las respuestas correctas.
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