Cuando hablamos de la calidad respecto de las flores de corte, debemos entender, como componentes de la calidad del producto final (además de las características propias de cada especie y cultivar, como tamaño, color, largo de tallo, número de flores o cantidad de pétalos por flor), la capacidad de las flores para completar su apertura, y la aptitud de mantener sus propias características en cuanto a estructura, color de pétalos y de follaje, durante el mayor tiempo posible; es decir, su vida en florero. Cuando compramos flores, queremos disfrutar de ellas mucho tiempo; pretendemos que duren.
La cadena de valor de la flor cortada involucra la producción, y posteriormente la comercialización y distribución, que pueden ser más o menos extensas y complejas, en las que pueden intervenir el productor, consignatarios, transportistas, vendedores mayoristas, distribuidores mayoristas, vendedores minoristas, y florerías.
Si bien la elección de la variedad, el cultivo, y la cosecha se realizan una sola vez, el acondicionamiento, transporte y comercialización pueden llevarse a cabo varias veces, en los diferentes niveles de organización del sistema: el nivel productor-mercado, el mayorista o distribuidor, y el minorista.
Qué y cómo se hace en cada una de estas etapas, impacta en el resultado: la calidad del producto al que accede el consumidor de la siguiente etapa. Y siendo esto acumulativo hasta llegar al consumidor final.
Si entendemos por poscosecha todos los procedimientos a los cuales son sometidas las flores desde que son cosechadas hasta que son adquiridas por el consumidor final, la poscosecha tiene un enorme impacto en la calidad del producto: afecta su integridad y su duración en el florero.
Desde el punto de vista fisiológico, cosechar un tallo floral implica acelerar su senescencia. Y en ese proceso, variables tales como la hora del día en que es cosechado; el punto de corte o estado de desarrollo del botón floral en el que se corta; el estado hídrico de la planta al momento del corte; el tiempo transcurrido desde el corte hasta la puesta en agua; temperatura y humedad del ambiente durante las etapas de cosecha, clasificación, empaquetado, transporte y comercialización; la ocurrencia o no de rehidratación; el agregado de diferentes acondicionadores o preservantes al agua de hidratación y rehidratación, o el tiempo total transcurrido entre el corte y la llegada al consumidor final, son relevantes, así como acotar estas variables a valores óptimos para las diferentes especies y variedades.
A esta altura del análisis, se hace evidente que la mejor variedad, cultivada con la tecnología más adecuada, puede resultar sin embargo en un producto de muy baja calidad si los procedimientos aplicados durante la poscosecha no son los adecuados, y que en ella, están involucrados, cada uno en alguna medida, todos los eslabones de la cadena.
También resulta fácil de entender, que un mal manejo de las primeras etapas de la poscosecha, es decir la cosecha misma, y el manejo inicial de la flor cortada, tendrá un impacto negativo: aumentará los porcentajes de pérdida en las siguientes etapas de la cadena, y por ende aumentará los costos, que se trasladarán al precio final, además de la disminución de la calidad del producto.
¿Qué aspectos son los que mayor impacto tienen en el resultado?
- Conocer la fisiología propia de la especie. No todas las flores envejecen de la misma forma, no ocurre lo mismo con crisantemos, rosas o claveles, y las diferentes especies pueden agruparse según las características propias de su fisiología, por ejemplo, en sensibles al etileno, o susceptibles a obstrucciones vasculares, ello definirá la estrategia de acción de los preservantes a ser utilizados en la hidratación.
- El tiempo transcurrido entre el corte y la puesta en agua, y el acarreo de la cosecha. En general, puede decirse que cuanto mayor sea la temperatura y más baja la humedad relativa ambiente, menor debe ser el tiempo transcurrido entre el corte y la puesta en agua. En general este lapso no debería superar los 15 minutos; esto resulta crítico para especies como la Gypsophilla. El acarreo debería ser eficiente y poco agresivo.
- La temperatura a la cual se clasifica, empaca, almacena y transporta.
- El tiempo insumido en completar estas etapas.
¿Qué es lo que sucede en la realidad del subsistema productivo y en los de la distribución y comercialización?
- En general, no se hacen tratamientos con preservantes, y a veces, cuando son utilizados, no son los ajustados a la fisiología de la especie, ni son la solución inicialmente más adecuada por existir otros factores de alto impacto negativo sin corregir. En muchos casos, el agua de hidratación no reúne los requisitos mínimos.
- El tiempo transcurrido desde el corte a la puesta en agua, muchas veces supera las cuatro horas, y el acarreo de la cosecha hasta el sitio de empaque es altamente deteriorante y de baja eficiencia.
- Especialmente, en estaciones cálidas, son pocos los recaudos (incluso, los mínimos) que son tomados a efecto de reducir la temperatura.
- Usualmente, los tiempos suelen ser excesivamente largos, con períodos de almacenamiento y, en especial, de transporte en condiciones inadecuadas.
Resulta evidente la diferencia a favor de una mayor calidad final del producto, y de bajos porcentajes de pérdida, sumado a un mejor acceso a mercados, y mayor fidelización de clientes, en cultivos y sistemas de comercialización y distribución en los cuales se trabaja sobre los puntos mencionados. |