Los lapachos (Tabebuia spp) pertenecen a la familia de las Bignoniáceas y son originarios de América. Su distribución abarca desde el norte de México y Las Antillas hasta el norte de la Argentina.
Son arbustos o árboles, de hojas simples, 1-foliadas o 3-7 folioladas. La inflorescencia es una panícula terminal muy llamativa formada por numerosas flores, sólo en T. nodosa, éstas son solitarias. Las flores son tubulares, en forma de embudo o tubular campanuladas, de color blanco, amarillo, lavanda, magenta o rojo.
De acuerdo con Arbo (1999), en la Argentina habitan 8 especies: T. heptaphylla, T. impetiginosa, T. alba, T. aurea, T. lapacho, T. nodosa, T. ochracea y T. pulcherrima. Las dos primeras especies presentan flores rosadas, aunque se han hallado ejemplares con flores blancas en ambos casos (Fabris, 1965).
Las especies que se encuentran en nuestro país se distribuyen en el nordeste y noroeste. En el caso de T. heptaphylla, T. pulcherrima y T. alba, son nativas de la provincia fitogeográfica paranaense; T. lapacho, T. impetiginosa y T. ochracea de las yungas; y T. aurea y T. nodosa, de la región chaqueña. Esta última especie es la de más amplia distribución en la Argentina y llega hasta la provincia de Córdoba (Cabrera, 1971).
Muchas especies tienen valor forestal, debido a que su madera es dura, y, prácticamente, imputrescible (Fabris, 1965). También se ha detectado que la corteza y la madera de gran parte de las especies tienen propiedades antitumorales, antiinflamatorias, bacteriostáticas y fungistáticas, atribuidas a la presencia de lapachol (Ferraz et al. 2001).
Algunas de estas especies son utilizadas como ornamentales, no sólo en la Argentina, sino también en regiones tropicales y subtropicales de todo el mundo, debido a sus vistosas flores, aun cuando, hasta el momento, ninguna de ellas había sido mejorada genéticamente.
Mejoramiento
Cuando hablamos de los lapachos, vienen a nuestra mente esos árboles espectaculares que, al florecer, nos asombran, se cultivan en algunas calles o lucen esas manchas rosadas o amarillas en el medio de la selva misionera, y que muchos quisiéramos cultivar. Pero para nuestra decepción, si logramos tenerlos debemos esperar varios años para disfrutar de su esplendor.
Por tal motivo, nos planteamos como línea de mejoramiento obtener plantas que florezcan en un corto período de cultivo y, además, posean forma compacta, es decir, entrenudos cortos y ramificación desde su base, que las hagan aptas para el cultivo en maceta. De esta manera, cualquiera podría cultivar en su patio, balcón o pequeño jardín, un lapacho y disfrutar de su floración sin esperar.
Para ello, se recolectó material en zonas de distribución y en el arbolado público, buscando árboles de baja altura en floración. También se detectaron ejemplares que presentaban la particularidad de tener flores y frutos conjuntamente, lo que fue asociado a su potencial período de floración prolongado. Todo este material se cultivó en invernáculo y se relevaron sus características.
Las hibridaciones
Las hibridaciones se realizan a mano seleccionando los mejores ejemplares. Es un trabajo minucioso y muy excitante. Las flores de los lapachos son grandes y fáciles de manipular. Para que las hibridaciones sean exitosas, es necesario castrar cuidadosamente la planta que va a ser utilizada como madre; esto es: eliminar los estambres y colocar en el estigma el polen de la planta donante. El estigma está preparado para recibir el polen cuando sus ramas estigmáticas están abiertas, y una vez realizada la polinización, éstas se cierran.
Si la polinización fue efectiva, en tres meses obtendremos un fruto alargado denominado cápsula, con numerosas semillas en su interior, ¡podemos encontrar hasta 300!
Estas hibridaciones se han hecho dentro de la misma especie y entre especies. Para el caso del lapacho rosado misionero (T. heptaphylla), se obtuvieron ejemplares aptos para cultivar en lugares reducidos, como un patio o balcón. Se seleccionó el clon Sorpresa Rosa INTA, que presenta 50 cm de altura en floración, 5-12 inflorescencias por planta y 15 a 43 flores por inflorescencia.
Dentro de las hibridaciones interespecíficas, las más interesantes han sido las que combinaron lapachos de flores rosadas con aquellos de flores amarillas. Estas hibridaciones permitieron obtener nuevas formas, colores de flores; así pudimos lograr lapachos de flores salmón, blancas con estrías rojizas, rosado pálido y amarillas tenues e intenso. Así mismo, se obtuvieron gamas de colores y combinaciones nuevas.
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