Según comentan diversos especialistas, hasta la creación de este Atlas, ha habido varios intentos de hacer listados de enfermedades en diversos grupos de especies vegetales —cultivadas y nativas— explotadas en el país, pero se mencionaban únicamente los patógenos hallados, sin dar información fehaciente de localidades y de otros aspectos, como control y datos de importancia económica o patométricos. Por ello, Fernando Nome junto a la Ing. Agr. Delia Docampo organizaron este proyecto (del cual Nome es responsable) que tuvo muy buena acogida.
El Atlas está editado por el Instituto de Fitopatología y Fisiología Vegetal (INTA) y contiene listados de especies, patógenos y enfermedades, mapas de ubicación, información sobre sintomatología, patometría y disponibilidad de control, referencias bibliográficas para cada dato y otras herramientas para facilitar la comunicación entre los especialistas.
Fernando Nome: La idea de hacer un atlas fitopatológico surgió de la necesidad de tener, rápidamente, información sobre patologías de plantas. Responder, frente a alguna planta enferma, a determinadas preguntas, como por ejemplo: ¿habrá algo mencionado en esta especie que se parezca a lo que estoy viendo? Si fuera así, ¿qué se ha dicho al respecto y cuán importante es? Y a su vez, si no hubiera información, podría dar lugar a que un investigador inicie un estudio sobre esa enfermedad sabiendo que no va a repetir algo ya hecho por otros; es decir, que puede ser original.
¿Cuándo se inició el proyecto de construir este Atlas? ¿Cómo surgió la idea?
En realidad, el Atlas comenzó formalmente en el 2004, y la idea fue mía. La incorporación de adherentes a colaborar fue por invitación y, en la mayoría de los casos, espontánea. Las ideas que lo fueron perfeccionando surgieron de las reuniones celebradas con los participantes, que aportaron elementos para incorporar en la recopilación de la información.
¿Cómo caracterizarías las etapas de su creación?
El Atlas tiene dos etapas, de las cuales la primera es la incorporación de toda (o casi toda) la información existente en la Argentina sobre enfermedades de plantas cultivadas y nativas explotadas. Esto es pensando en el pasado, una vez completada dicha etapa, lo que restaría como segunda es la actualización de los datos nuevos aportados en reuniones, congresos, publicaciones, etc. Estimo que la primera etapa está en un 85 a 90 % completada.
A su vez, la Ing. Agr. Silvia Wolcan, responsable del grupo ornamentales, expresó: El grupo más numeroso de plantas está representado por la Sección Cultivos Ornamentales, con 920 cultivos incluidos en las Subsecciones Arbustos y Palmeras: 261, Cactáceas y Crasuláceas: 17, Céspedes: 18, Plantas de flor y follaje: 240, Flores de corte: 50, Plantas de follaje: 140, Gramíneas: 28, Plantas herbáceas con flor: 146 y Orquídeas: 26.
En otras categorías, pero vinculadas a los cultivos ornamentales, podrían mencionarse los 95 hospedantes en la Sección Árboles urbanos y 145 Aromáticas y medicinales, de las cuales algunas tienen uso ornamental.
Silvia, ¿cómo ves este trabajo considerando tu participación en él?
La búsqueda de antecedentes de semejante cantidad de cultivos demanda una importante cantidad de tiempo, lo que hace que para muchos de ellos todavía no esté volcada la información en el Atlas.
A su vez, sobre los cultivos tradicionales hay información que se remonta a principios del siglo pasado, mientras que en cultivos que se están produciendo comercialmente desde hace menos tiempo, los antecedentes de enfermedades son muy pocos o no los hay. Esto último significa en general que aún no han sido estudiadas, no que sean cultivos libres de enfermedades.
Otra tarea que demanda tiempo, pero que hace más interesante al Atlas es la ilustración con fotografías de los síntomas que en muchos casos estamos “sacando” los mismos colaboradores.
La búsqueda de la información y el mecanismo para ingresarla insume muchas horas de trabajo y luego debe completarse con la labor editorial de la revisión de los ingresos. Estamos en una etapa en la que en muchos cultivos no están completas aún estas tres tareas y, tal vez, se puedan encontrar por ahora algunas deficiencias. Sin embargo, el balance es positivo y nos alienta para seguir mejorando lo hecho y completar la información faltante.
Fernando Nome, a su vez, informa que el Atlas se actualiza en tiempo real, y que para lograr esto se conformó una red que reúne a más de 140 investigadores de 19 Facultades, 27 Unidades del INTA y otras instituciones del sector (SENASA, CONICET, EEA Obispo Colombres Tucumán- y CIC –Buenos Aires-).
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