Los cactus son plantas endémicas de todo el continente americano, pero hay una excepción, el Rhipsalis baccifera, cactus epifito, que se extiende por África tropical. Se supone que esta especie fue transportada adherida a troncos e impulsada por corrientes marinas o por barcos.

La familia de las Cactaceae se adapta bien a condiciones extremas de aridez. Por esta razón, las hojas fueron evolucionando lentamente hasta llegar a constituirse en espinas, con lo cual evitan la extrema evapotranspiración y, también, pueden ser utilizadas en defensa propia ante los animales.

Mediante estudios, recientemente se llegó a la conclusión de que el género Pereskia, que es sólo uno de los dos géneros de cactus con hojas de importante diámetro, es el ancestro del cual evolucionaron todas las demás cactáceas.