Mi primer trabajo rentado fue como ayudante de primera en la cátedra de Genética de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en 1986, a la edad de 29 años.
Comencé siendo ayudante de segunda, ad honórem, a los 26 años, y como tal, colaboraba en las clases que dictaba la cátedra asistiendo a los alumnos. Además, en algunos trabajos de investigación que llevaban a cabo distintos docentes, ayudaba: regando, trillando, limpiando semillas, sembrando, etc.
Mis primeras relaciones en torno a la investigación fueron realizadas con un grupo de docentes que trabajaba en genética de trigo, aportando información que servía para el mejoramiento del cultivo.
Por ese motivo, asistí al INTA Castelar durante tres años para trabajar con el Ing. Enrique Suárez, en premejoramiento de trigo. De este profesional destaco, fundamentalmente, su grado de compromiso, su generosidad -siempre trató de que el protagonismo pasara por el Instituto o por el INTA, y no por él-, su rigurosidad científica y su visión enlazada a la realidad.
Este trabajo hizo que, a partir de ahí, mi meta fuera ingresar al INTA. Situación que se dio unos años después (1994).
Luego, ya trabajando en el instituto, se firmó un proyecto, entre el INTA y JICA, de “Desarrollo de la floricultura nacional” (1999-2004). La Unidad del INTA que lo llevó a cabo fue el Instituto de Recursos Biológicos, y estaba como Director de éste el Ing. Enrique Suárez.
Se inicia así el primer programa del país de mejoramiento en ornamentales, en el Instituto de Floricultura (el cual es creado por el INTA cuando concluye el proyecto con JICA).
Mientras se ejecutaba el proyecto, en el 2002, comencé a trabajar en el marco de éste cumpliendo diferentes funciones, y en el 2004, al crearse el Instituto de Floricultura, asumí como Directora interina.
Si bien siempre había trabajado en trigo, y los conocimientos de genética eran aplicables a cualquier cultivo, considero que los motivos por los cuales llegué y aún me desempeño en el Instituto de Floricultura tienen que ver, principalmente, con aquellos valores incorporados en los primeros pasos y con algunas características buscadas hoy para la conducción en el INTA, más el interés subyacente desde que surgió el proyecto con JICA, de cambiar el trigo por las flores. |