Ésta es una de las preguntas que constantemente se formulan quienes se sitúan en el ámbito de mercados aún jóvenes y en desarrollo.
Se trata de empresarios acostumbrados a producir en ambientes más adecuados para quien aprecia las emociones fuertes, para los que viven, eternamente, entre la agonía y el éxtasis. En los mercados desarrollados, la respuesta es claramente la especialización. No existe el menor espacio para quien pierde el foco y no administra obsesivamente volúmenes, costos y márgenes.
En mercados como los brasileños, la respuesta es mucho más compleja; ninguna me parece mejor que: “Depende”. Y, de hecho, depende.
La diversificación permite acompañar mejor los cambios constantes del mercado, los modismos, su inconstancia y su informalidad. Aliados firmes de la falta de profesionalismo y de la abundancia de aventureros. Parece más prudente diversificar y producir un poco de todo, sin ser bueno en nada. Todavía más cuando el mercado nos permite convivir con costos mayores y menor competitividad, y la mayoría de las empresas de este país parece haber apostado definitivamente a esta opción.
¿Quién está ganando? Bueno, parecería que quien se está “llevando el gato al agua” son las empresas que han optado por una tercera vía, una especialización diversificada. ¿Cómo lo hacen? Escogiendo familias o líneas de productos que tienen sinergia entre ellos y que se dirigen al mismo grupo de clientes. Es decir, una forma de diversificar, pero con un ojo puesto en la especialización. Si por un lado parece complejo, en la realidad, se está ofreciendo una alternativa viable y sencilla.
En cuanto algunas empresas se especializan en plantas de interior, que van desde el porte medio hasta el grande; otras se especializan en plantines, o escogen, como alternativa, los árboles. Están también aquellas que optan por las plantas vivaces o por las plantas en maceta. El número de variables aumenta las posibilidades.
Sin llegar a la especialización que existe en Europa o en los Estados Unidos, parecería que el camino trazado por los productores brasileños señala esta alternativa como la más convincente. Pero ¿están todos en este camino? Claro que no, cuanto más alejados se encuentren los productores de los grandes centros de consumo o de los polos productores tradicionales, la única alternativa será ser capaz de ofrecer todas las soluciones, desde el césped a los plantines, sin olvidar los árboles, la implantación y la manutención. Todo para sobrevivir y prosperar en un mercado dinámico y, al mismo tiempo, voluble. Cuando ninguna tendencia sobrevive más de dos temporadas, parece un buen consejo no depositar todos los huevos en la misma canasta. |