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La agalla de la corona y el moho gris son enfermedades que afectan a las rosáceas. Mientras que la primera es ocasionada por la bacteria Agrobacterium tumefaciens; la segunda es producida por el hongo Botrytis cinerea.
Agalla de la corona
Innumerable cantidad de especies vegetales son afectadas por esta enfermedad; entre ellas, principalmente las pertenecientes a la familia de las Rosáceas, como rosales y frutales de carozo y pepita. También perjudica otras plantas florales, hortalizas y especies forestales. Es ocasionada por la bacteria Agrobacterium tumefaciens.
Esta patología se caracteriza por causar tumores (denominados comúnmente agallas), que en general se ubican en la base de los tallos, a nivel de la superficie del suelo/sustrato o por debajo del mismo. En algunos casos, también se observan sobre las raíces y —en ocasiones excepcionales— sobre las ramas.
Las agallas pueden medir más de 15 cm de diámetro, presentan forma variable y superficie agrietada. En el inicio, son blandas y de color claro; se vuelven posteriormente leñosas, del color de los órganos vegetales afectados.
Los perjuicios más graves son observables sobre plantas jóvenes. Se percibe debilitamiento general, menor tamaño de plantas, reducción del diámetro de los tallos, pobre brotación y menor número de flores.
El desarrollo de la enfermedad es favorecido por la humedad y la alcalinidad del suelo/sustrato. La bacteria vive naturalmente alimentándose de la materia orgánica del suelo. Penetra en los tejidos de las plantas a través de heridas basales recientes, que pueden ser producidas por labores culturales, injertos, podas, insectos, nematodos, etc. Es dispersada, principalmente, por material de plantación enfermo, escurrimiento de agua, movimiento de suelo y herramientas que han estado en contacto con plantas enfermas o suelo infestado.
Es una enfermedad de control obligatorio en viveros, por ser considerada plaga de la agricultura. Las plantas de dichos establecimientos deben ser cuidadosamente inspeccionadas, y se deben eliminar las que presenten síntomas.
Para prevenir la aparición de la enfermedad, se deben utilizar plantas y sustratos libres de la misma, evitar suelos alcalinos, minimizar la generación de heridas a las plantas durante plantación y cultivo, y limpiar herramientas frecuentemente.
El uso de sustratos no infestados es crítico, por ello, ante la duda deben ser esterilizados en forma química o física mediante vapor de agua, antes de ser utilizados. Las prácticas de manejo del cultivo deben reducir el riesgo de introducir al patógeno en áreas no afectadas. El control biológico es una herramienta importante, y en otros países, son utilizadas cepas de la bacteria Agrobacterium radiobacter.
Moho gris
Es una enfermedad de distribución mundial que afecta a numerosos hospedantes, entre los que se encuentra el rosal y diversas especies ornamentales cultivadas para flor de corte, así como herbáceas de flor, arbustos y árboles. Puede dañar toda la parte aérea de las plantas. Ocasiona pudrición de brotes, pimpollos y flores, además de tizón de tallos. Su agente causal es el hongo Botrytis cinerea.
En rosal, los síntomas de las flores son observables en cultivo o luego de la cosecha. Los brotes no desarrollan. Las flores y los pimpollos afectados se decoloran y pudren; pueden quedar momificados y con los pedúnculos péndulos. Sobre los pétalos, se observan manchas que se vuelven pardas y húmedas y, muchas veces, se manifiestan en forma de pecas circulares de color castaño o rosado. En los tallos, desarrolla un tizón que avanza desde la zona de poda o corte para cosecha de flores hacia abajo. En caso de no tomarse medidas de control adecuadas, el tallo invadido y, posteriormente, la planta pueden morir. Todos los órganos afectados se cubren de un denso moho gris, constituido por el desarrollo del hongo.
Botrytis cinerea es uno de los principales patógenos bajo invernáculo y luego de la cosecha. Es posible que los síntomas no sean evidentes durante la etapa de la cosecha, pero el hongo puede desarrollarse rápidamente bajo condiciones húmedas posteriores.
Botrytis cinerea prefiere clima húmedo (humedad relativa ambiente mayor al 95%) y fresco (18-23ªC). Todas las condiciones que debiliten a la planta (presencia de heridas, déficit de luz y aire, elevada densidad de plantación) favorecen el desarrollo de la enfermedad.
Las medidas de manejo cultural de esta enfermedad se basan en mantener ambientes bien ventilados, eliminar restos de cultivo y partes de las plantas afectados, desinfectar periódicamente las herramientas y fertilizar equilibradamente, manteniendo adecuados niveles de calcio. La eficacia del control químico depende mucho del manejo de las condiciones ambientales. Se debe tener en cuenta una adecuada rotación de productos (de distintos modos y mecanismos de acción) para minimizar la posibilidad de que se produzcan fenómenos de resistencia a los mismos. En otros países, se utilizan para el control biológico de esta enfermedad cepas de microorganismos benéficos, como Gliocladium roseum.
Bibliografía
• Rivera, M.C.; E.R. Wright. 2008. Las enfermedades de las plantas. Sintomatología, Biología y Manejo. Orientación Gráfica Editora. Buenos Aires. 128 pp.
• Wright, E.R.; D.E. Morisigue; M.C. Rivera; H.E. Palmucci. 2001. Enfermedades de los rosales en la República Argentina. JICA-CETTEFHO, Buenos Aires. 46 pp.
• Wright, E.R. 2007. Atizonamiento del rosal: determinación de los agentes causales y control biológico de Botrytis cinerea. Tesis para obtener el título de Doctor de la Universidad de Buenos Aires en el Área de Ciencias Biológicas. Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Universidad de Buenos Aires). 167 pp.
Texto: Ing. Agr. Dr. Eduardo Wright e Ing. Agr. Dra. Marta Rivera (Cátedra de Fitopatología, Facultad de Agronomía, UBA)
Foto: Florencia Cesio y Eduardo Wright |
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