Mi primer trabajo, en Buenos Aires, fue en el estudio de Paisajismo de Cristina Le Mehauté. Allí comencé mientras era estudiante de Jardinería en la Facultad de Agronomía. Al principio, mi jornada laboral era de medio tiempo.
Había visto un trabajo de Cristina, publicado en la revista El Jardín en la Argentina, en el que me había encantado un jardín de su autoría. En 1993, la conocí en La Rural, en una muestra de la revista mencionada. Como ella estaba en el stand, tuve la oportunidad de charlar sobre su trabajo. Al mostrarle mi entusiasmo, me invitó a su estudio, a conocer más sobre su obra y a ver libros “raros” que ella tenía.
Unos meses más tarde, ella necesitaba una persona y la llamé, cuatro o cinco veces, hasta que me dio una cita, a la cual asistí llevando dibujos y planos que había estado realizando en la Facultad. Recuerdo ese día como si fuera hoy, estaba muy nerviosa y emocionada, era una mañana fresca de otoño. Luego de la entrevista, quedé trabajando, ininterrumpidamente, durante nueve años. Al principio, éramos sólo Cristina y yo. Me ocupaba de revisar los mantenimientos, realizar la facturación, los trámites bancarios, atendía el teléfono, pasaba a máquina (de escribir) los presupuestos y pintaba los dibujos que Cristina hacía.
Con el correr del tiempo, fui involucrándome más y más en los proyectos, la dirección de obra, la organización de las fotos, los presupuestos, la logística en general; desde el primer boceto que requiere un proyecto, hasta la supervisión del riego final, una vez materializado el jardín. Fueron años de profundo aprendizaje, crecimiento agigantado, viajes, compañerismo, peleas, mucho apasionamiento en todo lo que emprendía y de gran intensidad. Considero que es con la persona que aprendí lo que la Facultad no enseña: la pasión para crear y diseñar. Fue también, quien me enseñó el “menos es más”, de Mies Van Der Rohe, a no tenerle miedo al color, la que me hizo introducir en el mundo de la escultura y del cine europeo. Gracias. |