Imprimir

Enviar por E-mail

Cambiar tamaño

Enviar comentario

¿Mercados públicos o mercados privados?

Por Jordi Castan*

Cada vez que un grupo de productores se unen para debatir la posibilidad de crear un nuevo mercado, que les permita mejorar sus ventas, uno de los primeros temas que surge es si el mercado debe ser público o si debe ser privado. Y a partir de este debate, se abre una larga lista de alternativas: desde el mercado ciento por ciento público, hasta el ciento por ciento privado.  En el camino se consideran todas las posibilidades, incluso, las más creativas.

La alternativa preferida de la mayoría de los productores es un mercado hecho ciento por ciento con recursos públicos y con una gestión ciento por ciento privada. Debo confesar que todavía no me he encontrado con ningún mercado de este modelo que haya conseguido salir del papel. Pero esta es otra historia.

Cada una de las alternativas tiene sus pros y sus contras, y probablemente, ninguno estará nunca a prueba de fallas. Lo importante sería analizar cada tipo de mercado y considerar, además de las especificidades locales, la situación del sector. Hay que evitar dejarse llevar por ofertas excesivamente tentadoras, que pueden no ser realizables, y, en este sentido, la desconfianza natural de los productores de todo el mundo ayuda a no cometer errores graves. En cada grupo, siempre hay uno que sabe todo lo que no va a funcionar, y es bueno escucharlo.

Los mercados públicos, construidos con recursos públicos, en espacios públicos y administrados por un gestor público, son muy comunes en todo el mundo. En general, la inversión no es el problema principal, por tanto, su tamaño, su localización y su infraestructura son muchas veces sus puntos fuertes. La falta de mantenimiento, la gestión poco orientada al negocio y los cambios de orientación motivados por los cambios de Gobierno son aspectos a tener en cuenta. El riesgo que se conviertan en elefantes blancos o que sean espacios sin ley y orden es otro punto a considerar.

Los mercados privados se caracterizan por inversiones menos exuberantes, por una gestión más orientada al productor y a sus intereses. En general, tienen un mayor celo por el patrimonio y entienden y reconocen la importancia del equilibrio de la relación entre clientes y compradores. Mantener el foco en el cliente y, al mismo tiempo, defender los intereses de los productores exige que sean administrados por funámbulos que vivan constantemente en la cuerda floja. Lo que no es una tarea nada fácil. El mayor problema de los mercados privados es el priorizar el productor / vendedor y olvidar el cliente. Cuando se dedican a promover productos que no tienen la calidad y el precio deseados, pero que son los que sus productores tienen, acaban entrando en un callejón sin salida.

¿Cuál es la mejor alternativa? Sin duda, los mercados bien administrados, que cumplen su papel de acercar a clientes y vendedores, y crean un espacio para que se hagan negocios con transparencia y rentabilidad. De estos no hay tantos, y vale la pena conocerlos a fondo antes de tomar cualquier decisión. 

Comenta esta nota con su autor

Facilitadores de la comunicación

Vender implica un acto comunicativo interpersonal. De allí la importancia de recordar algunos conceptos de la Teoría de la Comunicación Humana, explica Ana Giovanettone.

La Frase “Algunas florerías compran los armazones de las coronas mortuorias a los mismos empleados de los cementerios, quienes las revenden a $2. Todo para no pagar un armazón nuevo a $5”, dijo el floricultor René Soria.