Febrero 2018

ISSN 2346-9323
CIENCIA & ARTE | ECONOMÍA & VIVEROS

Biotecnología en floricultura

Cuáles fueron los hechos más relevantes de los últimos meses. Beneficios de la transgénesis -además del cambio de color en las flores- y sus costos. Por Laura Radonic y Marisa López Bilbao*

Durante el transcurso de 2017, ocurrieron dos hechos impactantes vinculados con las especies ornamentales y la utilización de técnicas de ingeniería genética y biotecnología. El primero fue un episodio que se conoció como “la matanza de las petunias transgénicas” (K. Servick, 2017), consistente en la eliminación de plantas transgénicas que estaban siendo comercializadas sin aprobación; y el segundo fue la publicación de un trabajo científico en el cual se obtuvieron por transgénesis auténticos crisantemos azules (Noda y col., 2017).

Petunias naranjas

La primera mención se refiere al descubrimiento de petunias transgénicas (desarrolladas a finales de los 80 en el ámbito académico para estudiar las rutas metabólicas relacionadas con la coloración de las flores) que llegaron misteriosamente al mercado y se comercializaron en Europa y en Estados Unidos. Flores de un hermoso color anaranjado/salmón que solo pueden obtenerse por la expresión de un gen de maíz que codifica la pelargonidina.

Debido a la curiosidad de un investigador finlandés, que había trabajado en ese proyecto tres décadas atrás y decidió analizar las plantas que adornaban los canteros de Helsinki (Finlandia), se comprobó que estas eran transgénicas. Las plantas mencionadas no habían seguido ninguna de las normativas establecidas para la producción y comercialización de organismos genéticamente modificados (OGM). Dicha historia concluyó en la quema y requisa de todo el material: unas nueve variedades de petunias producidas en viveros de varios países.

Crisantemos azules

Por otro lado, se publicó un trabajo científico en el cual se demostró la obtención de crisantemos azules. Esto se logró por la expresión simultánea de  dos genes obtenidos de la enredadera Clitoria ternatea y de Campanula medium (campanas de Canterbury), lo que modifica la estructura de las antocianinas. Sin embargo, ya con anterioridad se trabajó en la obtención de flores azules e, incluso,  pueden conseguirse claveles y rosas azules que se comercializan con las restricciones propias de cada país sobre productos transgénicos.

Los claveles fueron las primeras flores modificadas genéticamente y salieron a la venta, en el mundo, en 1996; se las conoce como las Moonseries de la empresa japonesa Suntory; se producen en Colombia y en Ecuador, y se venden en los Estados Unidos, algunos países europeos y Japón. En cambio, la rosa azul Applause, también de la empresa Suntory, se obtuvo en 2004 y se comercializa exclusivamente en Japón desde 2008. En realidad, tanto el clavel como la rosa son de un color violáceo, ya que la expresión del color azul ocurre al mismo tiempo que se expresa el pigmento que otorga el color rosado. En cambio, en el caso del crisantemo obtenido este año, uno de los genes introducidos impide la síntesis del pigmento que otorga el color rosado mientras que el otro transgén produce la pigmentación azul, por lo que, por primera vez, se obtuvieron flores auténticamente azules.

A pesar de estos dos hechos relevantes ocurridos con pocos meses de diferencia, los avances en genómica y biotecnología de las especies ornamentales siguen aún limitados exclusivamente a especies de importancia económica, como clavel, rosa, crisantemo y petunia, e incluso, dentro de estas especies, el avance es más lento que en otras especies vegetales. Como ejemplo puede mencionarse que en 2013 ya existían cincuenta genomas vegetales secuenciados, pero recién en 2014, se publicó la primera secuenciación completa de una ornamental, correspondiente al cultivar Francesco del clavel. (El motivo por el que se realizó en esta especie vegetal fue por dos grandes ventajas: posee un pequeño genoma que es, aproximadamente, la mitad del de la rosa y solo cuatro veces más grande que la especie modelo Arabidopsis, y, además, es una especie diploide).

Biotecnología y transgénesis en flores

En lo que se refiere a transgénesis, además de los ejemplos mencionados para obtener flores con cambio de coloración al azul, también se está investigando con la finalidad de desarrollar especies ornamentales con resistencia a estreses bióticos o abióticos, con senescencia retrasada, para que las flores de corte tengan una vida media más prolongada poscosecha, para modificar otras características ornamentales, como el aroma, o facilitar el manejo a productores por resistencia a herbicidas, etc.

Igualmente, debemos mencionar que hay numerosos grupos de investigación a nivel mundial, e incluso nacional, que están trabajando en investigación y desarrollo aplicando las más novedosas biotecnologías, más allá de la transgénesis, que incluyen las New Breeding Techniques (NBT), entre las que podemos mencionar la técnica de CRISPR, que permitirá realizar modificaciones precisas del genoma. Además, dependiendo del tipo de modificación realizada, como podría ser la eliminación o “apagado” de un gen, se podría llegar a evitar la regulación de la nueva variedad obtenida, ya que no sería portadora de una nueva secuencia en su genoma.

Costos de investigación y desarrollo

En relación con la regulación de los OGM, si bien los costos de investigación para desarrollar un nuevo evento son muy altos, debe destacarse que los costos posteriores para su desregulación son elevadísimos. Se calcula que, para el desarrollo de un nuevo evento transgénico hasta su llegada al mercado, una multinacional invierte alrededor de U$S 100.000 y necesita de unos nueve a catorce años.

En nuestro país, al igual que en muchos otros, los costos son algo difícil de evaluar porque, generalmente, el período de investigación es llevado a cabo con financiamiento del sistema de Ciencia y Técnica, a través de la realización de varias tesis doctorales y proyectos de investigación básica. Y solo se contacta a las empresas privadas cuando ya hay resultados promisorios a nivel de laboratorio e invernáculos de bioseguridad, con la finalidad de que financien la etapa regulatoria y la posterior llegada al mercado. Aun así, los costos son muy altos.

  • Para seguir pensando...

Tal vez, el episodio de las petunias transgénicas sirva para aportar claridad y desmitificar varios puntos que obsesionan a mucha gente y que los entes reguladores tratan de cubrir, produciendo una regulación exagerada. Las petunias transgénicas pudieron coexistir exitosamente con las que no lo son; es decir, las restantes petunias no se transformaron en transgénicas. Tampoco contaminaron ni invadieron otros cultivos, por lo que su producción no afectó la biodiversidad. Y mucho menos aún, provocaron alergias o algún otro problema de salud en los productores o consumidores que las cultivaron, compraron o vendieron.

Teniendo en cuenta los casos descriptos, es posible que en muy pocos años tengamos el desarrollo de nuevas variedades de flores mejoradas biotecnológicamente. Sin embargo, en nuestro país, esa realidad se advierte todavía muy lejana porque, si bien poseemos la capacidad científico-intelectual y la infraestructura para desarrollarlas, el mercado es muy restringido como para soportar el costo de desarrollo y liberación. Aunque tal vez, el desafío es que debería pensarse de manera global y no restringirnos a nuestro mercado local, desarrollando nuevas variedades de exportación que tendrían un altísimo impacto en  toda la actividad florícola.

Bibliografía:
N. Noda, S. Yoshioka, S. Kishmoto, M. Nakayama,  M. Douzono, Y. Tanaka and R. Aida
Generation of blue chrysanthemums by anthocyanin B-ring hydroxylation andglucosylation and its coloration mechanism. Science Advances  26 Jul 2017:Vol. 3, no. 7, e1602785. DOI: 10.1126/sciadv.1602785
Servick, K. The strange case of the orange petunias. Science, v.356, n.6340, p.79226, 2017. DOI: 10.1126/ science.356.6340.792

* Dra. Laura Radonic y Dra. Marisa López Bilbao -ambas, profesionales del Instituto de Biotecnología del Inta-.

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