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En la canción  Blackbird de The Beatles, se escucha el canto de un mirlo que resulta familiar para los habitantes de nuestro país. Esto se debe a que el mirlo europeo pertenece al mismo género, Turdus, de uno de nuestros principales pájaros cantores, el zorzal colorado.

Esta ave, denominada por los científicos Turdus rufiventris, es una de las más comunes en los parques y jardines de nuestras ciudades. Se lo puede ver tanto en la copa de los árboles, como dando pequeños saltitos en el césped. Adora el agua y no se resiste a bañarse en un regador o bebedero. En general, prefiere los lugares oscuros del jardín. En ellos busca insectos con los cuales se alimenta, y resulta curiosa la forma en que extrae lombrices de la tierra.

Habitante natural de los bosques de la costa del río y de los montes de tala,  a medida que el ser humano fue forestando la pampa, amplió su distribución en gran parte del país.

Desde el principio de la primavera y durante toda la época de nidificación, puede escucharse su canto, potente, armónico y reiterativo. Uno de los más melodiosos, y que nos  permite considerarlo como el prototipo del pájaro cantor de nuestras latitudes.

Si bien durante el día es posible escucharlo, los sonidos de la ciudad lo enmascaran. Pero antes de que salga el sol, el canto del macho posado en un árbol cercano a su nido inunda el aire y acompaña a los madrugadores, mientras desvela a quienes trasnochan.

Como dice la canción compuesta por Paul McCartney, los habitantes de estas tierras  podemos corroborar que los integrantes de la familia de los zorzales cantan “cuando muere la noche”.

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