Temporal en el AMBA

Ocurrió en agosto y afectó el Área Metropolitana de Buenos Aires. Cómo impactó a los productores de flores de corte y plantas ornamentales. Por Paula Amoia*

El pasado 17 de agosto un gran temporal de viento, granizo y agua (lluvia) perjudicó una gran parte del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), especialmente los partidos de La Plata, Florencio Varela y Berazategui, ubicados en la zona sur.

Las localidades más dañadas fueron Lisandro Olmos, Ángel Etcheverry, El Peligro y J. I. Poblet, del partido de La Plata. Y La Capilla, en el partido de Florencio Varela. Pero también produjo serios perjuicios en otros lugares del sur del AMBA, como Los Porteños, Colonia Urquiza, Abasto y El Pato. En sectores de la región Norte y Oeste del AMBA, se reportaron estropicios en Loma Verde, Exaltación de la Cruz y General Rodríguez. Como consecuencia, numerosos productores florícolas sufrieron pérdidas en estructuras y en los cultivos.

En algunas zonas, llovieron más de 130 mm, en pocas horas. El agua inundó campos e invernaderos, y provocó un exceso de humedad en los suelos, que causó mortandad de plantas y propició la aparición de enfermedades. Por tanto, disminuyó la calidad y/o el rendimiento de los cultivos. Incluso hubo, en algunos casos, pérdidas totales, que obligó a renovar la plantación.

Por otra parte, también se constataron sectores afectados por granizo y fuertes vientos, que acarrearon la destrucción de cultivos a campo y roturas de polietilenos en invernaderos y túneles, con daños en los cultivos a causa de la acción directa del granizo o por la falta de cubierta plástica.

En esta oportunidad (a diferencia de las anteriores), fue la gran cantidad de agua caída lo que generó la mayoría de los perjuicios.

Si bien históricamente la producción agropecuaria estuvo a merced de los avatares del clima, desde el INTA, no podemos dejar de resaltar que las tormentas son, respecto a las anteriores, de una magnitud superior en las últimas décadas.

Factores climáticos extremos

Casi en contraposición, venimos de pasar una serie de años con precipitaciones inferiores a las normales, que han originado situaciones de sequía extrema y consecuentes pérdidas en la producción agrícola, con resultados negativos para la economía del país.

Esto devino en serios problemas de disponibilidad de agua para el riego, a causa de la baja de las napas (circunstancia que obligó a muchos productores a profundizar la perforación para seguir regando).

Las elevadas temperaturas estivales han colaborado en profundizar las consecuencias negativas de la sequía (por estrés térmico) y han complicado muchísimo la producción intensiva.

Todo lo mencionado no está ocurriendo solo en nuestro país. Las noticias sobre temperaturas sofocantes o fríos extremos, e inundaciones atípicas en otras regiones del planeta nos llegan regularmente a través de los medios de comunicación.

* Ing. Agr. R. Paula Amoia (INTA).