Estudié biología y, luego, me fui formando en economía ecológica y arquitectura del paisaje en la Universidad Torcuato Di Tella, para finalmente, hacer una especialización en gestión ambiental en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires. Esto último, mientras trabajaba en consultoría ambiental.
A su vez, cada tanto iba ejecutando proyectos como paisajista, para amigos y clientes muy cercanos. Hasta que decidí dedicarme a esto por completo.
Mi primer trabajo, aquel en el cual vi mi desempeño como profesional paisajista (más allá de haber ejecutado varios proyectos antes), fue el que realicé cuando me convocaron para rehacer un gran jardín. Este tenía una buena base estructurada con muchas especies, pero atravesaba varios problemas (drenaje, un perro, mantenimiento inadecuado, etc.).
Hicimos pozos drenantes, trasplante de ejemplares (para aprovechar lo existente), y rediseñé los diferentes sectores. Fue un desafío, una gran responsabilidad y un presupuesto considerable. Lo más gratificante fue la libertad que me dio el dueño, su confianza, y recibir, hasta el día de hoy, fotos de este jardín en cada estación.
Laura Mateo (39), paisajista.
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