Cómo trabaja el IF en cuarentena

Daniel Morisigue, director del Instituto de Floricultura del INTA, nos cuenta qué actividades están desarrollando. Además, habla de la floricultura argentina y del impacto de la pandemia sobre la misma.

Actualmente, el Instituto de Floricultura del INTA lleva a cabo las tareas esenciales para el mantenimiento de las actividades mínimas. Estas consisten en el cuidado de las variedades de plantas desarrolladas por nosotros, además de los trabajos generales de mantenimiento, explica el director de la entidad, el Ing. Agr. Daniel Morisigue(61). Aclara que las mismas se realizan cumpliendo todos los protocolos sanitarios.

Dentro de las actividades virtuales que estamos efectuando, se encuentra la organización de capacitaciones y/o charlas de difusión. Además, se ha participado de encuentros organizados por terceros. Por otro lado, los profesionales y técnicos han estado realizando tareas desde sus hogares (preparando trabajos científicos, informes, manuales, contestando consultas, etc.).

En relación con las capacitaciones, ¿cuáles son las temáticas más demandadas por el sector?

En esta pandemia, el tema fue la venta on line. En julio, la Asociación Argentina de Floricultores y Viveristas organizó una serie de cuatro charlas con ese objetivo, que, desde mi punto de vista, fue una consecuencia de la situación inédita que atravesamos. Se trató un tema que, hasta el 20 de marzo, nadie valoraba. Y ese es uno de los problemas del sector.

Desde el Instituto, se dieron charlas de sanidad, poscosecha, propagación, características de las variedades ornamentales del INTA y, también, sobre el análisis del sector en este contexto de pandemia.

Me gustaría destacar que el tema con mayor consenso hasta el 20 de marzo era el mercado de consumo, que lo veían en baja. Pero esta situación confirma que las flores, las plantas y los espacios verdes son una necesidad para la vida humana, pero se debe trabajar en la distribución y la logística, que, en este contexto, ha sido y continúa siendo el cuello de botella.

A nivel personal, ¿qué balance realizas de la pandemia en vinculación al sector florícola?

En la Argentina, a casi seis meses de dicha situación, por un lado, se mostró la importancia de la institucionalidad; ya que a través del Clúster Florícola del AMBA y San Pedro -que hoy continúa dentro de la Asociación Argentina de Floricultores y Viveristas-, logró destrabarse, a través de gestiones en el Ministerio de Agricultura de la Nación, el impedimento que tuvo la actividad al inicio de la pandemia.  Pero también, visibilizó y confirmó los problemas estructurales del sector en la comercialización, especialmente en la logística y distribución; esto, más que nada es observable en flores de corte. Y lo más grave es que no se toman medidas en el ámbito del sector para subsanarlos. Porque el gran lado positivo de la pandemia, especialmente desde mediados de mayo y a nivel mundial, es que está mostrando la importancia de las flores, plantas y los espacios verdes en la vida de la gente.

Si tuvieras que dar tres sugerencias concretas, ¿cuáles serían?

El consumo está; no es el problema. La dificultad radica en la organización de la distribución y en la logística, que, luego de esta pandemia, plantea nuevos desafíos que no existían antes del 20 de marzo.

En flores de corte, la falta de estándar, la mala comercialización y el que esté orientada a eventos y cementerios están provocando una gran crisis que dejará consecuencias negativas para el sector productivo. Se necesita un gran cambio estructural en la comercialización, y el hecho de que no se reaccione ante esto puede estar dado por la falta de presencia institucional de las organizaciones existentes.

La venta on line y la entrega en puerta va a quedar. Esto constituye  un desafío a la preparación del producto final desde la producción, la uniformidad y la calidad: porque lo que se muestre en la red será lo que se deba entregar.

Se viene un mundo nuevo, digital, basado en la inteligencia artificial, en la sustentabilidad y en una nueva movilidad. Y los espacios verdes, las flores y las plantas serán más importantes que hasta ahora en las nuevas urbanizaciones. Pero hay que prepararse.