Nora Gribaudo ganó el Ceibo de Oro

Entrevistamos a la artista que recibió este premio otorgado por la Cámara Argentina de Florerías, quien comparte las últimas tendencias en este arte y habla sobre el mercado: Ganar el Ceibo de Oro no es fácil. Requiere mucho entrenamiento, no es solo cuestión de alambres y flores.

Me dedico a esta actividad desde los veinte años.  Recibí una fuerte influencia de mi madre y de mi abuela materna por las plantas y flores, que eran su debilidad. Actualmente, tengo, junto a mi madre, un pequeño local de venta de plantas y flores, así se presenta Nora Gribaudo (46), florista profesional egresada de la Escuela Iberoamericana de Arte Floral. También he cursado las homologaciones de la Federfiori y la Escuela Catalana de Arte Floral.

¿Qué significa haber ganado el Ceibo de Oro?

Ganar el Ceibo de Oro no es fácil. Requiere mucho entrenamiento, no es  solo cuestión de alambres y flores. Todo tiene un porqué. Las técnicas, los colores y los diseños son evaluados por jueces altamente profesionales, con muchísima capacitación. Este año se contó con la presencia de Roxana Barrientos, directora de la Escuela Iberoamericana de Arte Floral, diseñadora y jurado internacional. Llegar al Ceibo de Oro es un orgullo, ya que es el paso para representar al país en la próxima Copa Iberoamericana de Arte Floral, que  se llevará a cabo en  2019. Este premio es un trofeo challenguer de la Cámara Argentina de Florerías realizado cada tres años, que cada campeón custodia y luego lo pasa al próximo premiado colocando su nombre en él.

La competencia constó de cinco trabajos reglamentados (tres a puertas cerradas al  público y de dos, con numeroso público presente). Como corolario de esto, puedo agregar que soy la tercera cordobesa que, consecutivamente, logra  mantener este trofeo en la provincia. Mis antecesores fueron José Londero (Córdoba capital) y recibí este trofeo de manos de Abel Antinori (General Cabrera).

Cuéntanos sobre las últimas tendencias en el arte floral.

El color tendencia de 2017 es el verde: hojas voluptuosas y de verdes brillantes (aunque la moda imponga otros colores como los vintage -blancos y pasteles-). Las rosas fueron, son y serán las flores más usadas; aunque  el lugar de la excelencia será siempre  el de las orquídeas.

Según tu experiencia, ¿la oferta de flores, follajes y materiales, en la Argentina,  cumple tus necesidades como florista profesional?

No siento que las flores y los materiales me completen las necesidades como florista, pero allí es donde el diseño juega un papel preponderante: hacer con lo que hay o con lo que se consigue. Juntar, recolectar, saber complementar. No ingresa mucho  al país, o directamente no hay productos (porque no se conocen o no se piden). Al no haber demanda, las posibilidades de conseguir algunos elementos  son escasas. Los costos elevados de  importar o de producir algunas cosas influye mucho, y es perfectamente entendible, dada la situación que atraviesa el país desde hace tiempo. Yo cultivo  muchas variedades  al igual que algunos follajes, como para obtener una diferencia, aunque sea pequeña. Complemento esto con diseños de joyería, ya que he cursado estudios hace muchos años en la Escuela de Joyería de Córdoba.

¿Cómo observas la demanda de arreglos florales?

La gente procura  lo económico. Aunque  eventualmente aparecen clientes que buscan cantidad y diseño. Insisto: es una cuestión económica. La mayor o menor  cantidad de pedidos depende del año.

¿Cuál es tu especialidad?

Mi especialidad es una de las más difíciles y una de las más buscadas: novias. Diseñar un bouquet nupcial es algo que me fascina. Uno por cada novia: el  especial para cada una de ellas.

¿Adviertes  que hay un recambio generacional en tu sector?

Hay gente interesada en esta actividad, pero he notado que últimamente la buscan más como una salida laboral. Esta actividad requiere de muchos sentimientos puestos en juego, sobre todo, los de los clientes, que siempre esperan lo mejor de nosotros.

¿Quiénes son tus referentes?

Mis referentes son la profesora internacional Llum Benedicto (española), la  directora de la Escuela Iberoamericana de Arte Floral, Roxana Barrientos, y Diana Toda, profesora de la Escuela Iberoamericana, quien fue la docente que me formó y  a la que estaré eternamente agradecida, por su humanidad, su paciencia y su profesionalismo.