Mientras cursaba la carrera de Ingeniería Agronómica, desempeñé mi primer trabajo en el kiosco familiar. Esta situación me permitió entrelazar los horarios de atención al público con los de la cursada de las materias en la facultad.
No obstante, previo a ser ingeniero y, por supuesto, con esfuerzo mediante, me recibí de docente de primaria. Formación que me posibilitó trabajar en escuelas y concluir la carrera universitaria.
Hoy, mi actividad laboral logra conjugar mis pasiones: docencia y agronomía, ya que soy parte del equipo docente de la cátedra de Horticultura y Floricultura en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora; institución que, junto al Instituto de Floricultura del INTA, ofrecen la maestría en Floricultura que estoy por culminar, evaluando Passiflora sp. nativas.
Si me detengo a ver el camino recorrido (de kiosquero a ingeniero), creo que vale la pena recordar aquello de que “un día es preciso dejar de soñar y, de algún modo partir”. En síntesis: amar lo que hago, aprender acerca de lo que me apasiona y tratar de seguir mi rumbo.
Javier N. I. Pezzi (42), ingeniero agrónomo.
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