Estacas

Estacas leñosas, semileñosas y blandas. Época de clonación. Características del sustrato sugerido para su enraizamiento. Además: hormonas naturales. Por Damián Sisaro*

El enraizamiento de estacas, provenientes de tallo, es un proceso que condiciona la calidad, la cantidad y el valor futuro de las nuevas plantas generadas. La elección de la fecha de elaboración y el tipo de estacas estará influenciada, directamente, por las instalaciones y las plantas madre con las que contemos. La época del año en la que obtengamos los plantines estará permitiendo o no, una venta temprana.

Las especies de lento enraizamiento y posterior crecimiento, por lo general, se inician en otoño o en invierno. Se usarán estacas que hayan formado “leño”, es decir, maderas llamadas duras, de un año de formación o, incluso, con secciones de madera de dos años (camelias, coníferas, etc.). Por otro lado, las estacas “semileñosas”, verdes o gajos, se realizan en primavera o en verano, con las especies de fácil y rápido enraizamiento y crecimiento (aromáticas), así como las que demoran más, pero pueden llegar a venderse al público en su primer año (algunas trepadoras o jazmines).

El empleo de estacas de madera dura se justifica únicamente a fin de reducir la transpiración de hojas y tallos. Por el mismo motivo, se recortan las hojas de la parte superior de la estaca y se eliminan las de la base, siempre reduciendo el daño, para permitir la cicatrización. También dificulta la “pudrición” basal por entrada de patógenos diversos. Se disponen en un túnel húmedo, en otoño/invierno o, aun, en primavera, sin riesgo de deshidratación. Cuanto menor temperatura y luz tengamos en el túnel, menor periodo útil de uso tendremos en el año. Si el sustrato que se utiliza, es muy compacto, no permitirá drenar el agua y evitará que la base de la estaca use los azúcares de reserva y desarrolle raíces. Si fuera muy drenante, no tendría agua disponible para mantener en actividad las células de la base, ni mantener húmedo el aire por evaporación y, así, conservar hidratadas y vivas las hojas.

Por otro lado, si se utilizan plantas madre previamente podadas para lograr brotaciones vegetativas y se las cosecha para elaborar estacas de madera suave, esto permite lograr un enraizamiento más veloz y con mayores éxitos en especies de lento o difícil enraizamiento. De lo contrario, las hormonas naturales se encontrarán en diferente proporción a lo largo del año y variarán según el manejo de la planta madre. Por ser más delicadas, requerirán una mayor humedad ambiental, y temperaturas controladas, ya sea por medio de aspersiones muy frecuentes (según el caso: mist o fog o microaspersión), manteniéndolas hidratadas y/o usando también una cama caliente.

A su vez, conservar las hojas en las estacas sanas y activas genera hidratos de carbono (azúcares), hormonas y cofactores, que facilitan la reacción buscada. La poda previa a la cosecha permitirá adelantar la fecha del estaquillado; de lo contrario, sin podar, tendríamos que esperar a que brotara, luego de florecer, para recién ahí cosechar ese material tardío. Este adelantamiento posibilita tener nuevas plantas ya enraizadas para la primavera temprana. Crecerán durante toda la primavera y el verano, diferenciando yemas de flor para el año siguiente; y serán vendidas en su primera primavera. Este resultado se lograría, p. ej., con plantas madre de camelia podadas en verano antes de desarrollar sus yemas de flor; se evitará, así, que florezcan y se pudran en la mesada. Podrán utilizar sus reservas para enraizar antes de brotar en primavera temprana. Lo mismo pasará con especies fáciles, como hortensia o jazmín amarillo.

Lograr plantas madre con ese destino específico, permite mayor uniformidad y tener estacas enraizadas con una equilibrada relación parte aérea/raíz, además de plantas con una forma botánica adecuada, compacidad y crecimiento vegetativo vigoroso, con lotes parejos desde el inicio, sin realizar descartes sucesivos para poder vender plantines homogéneos.