Inflación argentina: qué aprendimos de las crisis económicas

Primera parte: plantas ornamentales. Rubén Vicens, de Vivero Santa Isabel (San Pedro). Pablo Porta, de Vivero Porta (San Cosme). Alfredo Antoniucci, de Vivero Antoniucci (Mar del Plata).

Rubén Vicens
Vivero Santa Isabel

Hemos pasado tantas hiperinflaciones…

Me referiré a las dos recordadas: la hiperinflación de 1989-1990, la más alta de la historia nacional; y a la salida del Plan de Convertibilidad, en 2001. En el primer caso, tuvimos que dolarizar los precios de las plantas; y, en el segundo, perdimos la temporada completa de ventas. La última crisis (2001) fue la peor de todas.

De estas experiencias, rescato que tenemos que luchar con todo lo que esté a nuestro alcance para evitar llegar a tener que, nuevamente, dolarizar los precios de las plantas.

Hoy las plantas tienen un precio correcto. Sí, sufrimos una inflación muy alta, pero quizá, gracias a toda la experiencia que hemos acumulado, nos estamos manejando de una manera que nos ayuda a seguir para adelante y, en definitiva, que no es tan mala. Hasta el año pasado, todo fue bien. Ya veremos cómo sigue el actual. Por supuesto, estoy hablando de nuestro gremio, ya que entiendo, que, si bien para nosotros todavía la situación no es muy grave, hay otros sectores que realmente la están pasando pésimo.

Considero que una política muy acertada, como sector, es el trabajo de Verde es vida y las demás acciones que hace años venimos desarrollando a fin de que la gente conozca que las plantas no son solo un objeto ornamental, sino que ayudan a mejorar la calidad de vida (esto quedó muy claro durante la pandemia del Covid-19).

Tenemos que aprender a pasar todas las crisis económicas que pudieran acontecer, porque la política de Estado no va a estar mirando lo que hacemos los viveristas. Entonces, debemos ejercitarnos en subsistir tal como lo hemos hecho toda la vida.

Hay que fijarse cómo lo hicieron nuestros viejos: hay que laburar para sostenerse. Siempre viviremos épocas difíciles y otras fáciles.  Ahora está llegando una complicada, pero también habrán de llegar las otras.

Finalmente, después de todas estas circunstancias adversas que hemos transitado, gracias a Dios, el gremio se fusionó cada vez más. Y esto ha ayudado y ayuda a que el sector crezca como consecuencia de la unión que hay.

 

Pablo Porta
Vivero Porta

La crisis del 1989-1990 fue muy brava. En esa época fabricábamos macetas. Casi nos fundimos. Cómo lo resolvimos: comencé a viajar para hacer entregas e inicié el trabajo con las plantas. Las macetas plásticas se manejaban con precio dólar, y la planta siempre fue un poco más estable. Las plantas nos ayudaron bastante. Muchas horas de trabajo. Gastábamos poco.

Recuerdo que, en esa crisis, los políticos también decían que la inflación era producto de la especulación.

Ahora bien, considero que la crisis de 2001 fue la más grave porque la economía se frenó en su totalidad de golpe. Y nos halló con muchísimos cheques que, en su gran mayoría, nunca pudimos cobrar. Con esta crisis (2001) comenzaron a desaparecer los revendedores mayoristas. Y hoy, gracias a Dios, con mayoristas no estoy trabajando mucho: algunos nunca nos pagaron los cheques rebotados.

En 2001, recuerdo que teníamos una frase con mi hermano (en ese momento éramos socios): “Acá hay que abarajar y empezar a tirar de nuevo”.

Comenzamos a hacer un trabajo hormiga: por ejemplo, hacernos un repartito, porque había mucha gente que no nos iba a pagar lo que debía (cheques). Salimos a vender en las provincias y aceptábamos todos los tipos de pago (bonos provinciales). Con esas monedas, comprábamos en las respectivas provincias mercadería para un almacén mayorista que abrimos en el vivero (ejemplifico: con bonos tucumanos, azúcar de Tucumán). Para comer, nunca le faltó ni a mi familia ni a los empleados. Fue una época de terror.

Por la crisis de 2001, empezamos a hacer una menor cantidad de plantas por variedad y, a la vez, una mayor variedad de plantas (introducimos plantines florales, aromáticas), artículos para surtir a los viveros de atención al público. Actualmente, casi toda nuestra clientela es la que conseguimos en 2001 (viveros que piden muchas variedades de plantas en pocas cantidades).

No fue fácil, pero la llevamos. Años con pocas horas de sueño y nada de vacaciones. Lo que veo es que hoy existe menos espíritu de sacrificio. No nos bajamos del caballo ni a palos. Nadie. Y nosotros, los viejos, mucho menos. Pero hay que empezar a achicar gastos. Intentar ponerse acorde con la situación.

 

Alfredo Antoniucci
Vivero Antoniucci

La primera crisis económica que recuerdo fue la vivida a inicios de 1980 (época del conflicto con Chile, por la soberanía del Canal de Beagle; y en 1982, etapa de la Guerra de Malvinas). Luego, sufrimos las hiperinflaciones de 1989-1990 y de 2001.

Nosotros la pasamos muy mal en 1982 y 1985 (Plan Austral), porque estábamos iniciando nuestro vivero (en 1978 habíamos adquirido el predio de la venta al público y el campo de cultivo). Era un momento especial para nosotros.

Durante la crisis de 1989-1990, no entendíamos qué pasaba y la necesidad de la actualización continua de los precios de las plantas. No obstante, seguimos la línea de los colegas que, en ese momento, tuvieron la claridad de ir actualizando los precios mes a mes. Por lo menos, así hizo la mayoría. Y, si bien la crisis de 2001 fue complicada, con tantas experiencias pasadas, ya sabíamos lo que debíamos hacer.

Combatimos la última gran crisis teniendo mucho stock de insumos y mercadería. En ningún momento dejamos de tener los galpones llenos de insumos (macetas, sustratos, fertilizantes, todo lo que usamos para la producción), igual criterio con la mercadería para la venta al público.

Tenemos que pensar siempre que todas las crisis pasan. Tienen su momento. Pero, para que no se note que tu empresa está en crisis, no hay más remedio que usar reservas para no achicar, para poder seguir adelante. Y recordar que muchas veces hemos visto que, en estas circunstancias críticas, ha habido oportunidades (inclusive inmobiliarias). No siempre la hemos sabido o podido aprovechar, porque, en general, cuando hay gente que pierde hay otra que gana. Uno debe tratar de estar entre los que ganan algo. Estoy convencido de que debemos estar bien parados porque esta crisis también va a pasar.