Al recibirme, mis primeros trabajos fueron, ad honorem, de la mano de la Facultad de Agronomía de la UBA. Durante seis meses, colaboré en la puesta en marcha de un ensayo a campo en la cátedra de Genética, la toma de datos para determinación de componentes del rendimiento y la evaluación de la aptitud comercial de diferentes híbridos de maíz.
En paralelo, junto con otro compañero recién recibido, me vinculé a dos comunidades por intermedio de docentes de la cátedra de Sociología para la capacitación de interesados en producción de huerta orgánica. Fueron dos aprendizajes completamente opuestos, una especie de bonus track, además de la cursada, que me permitió ganar alguna experiencia que, un año más tarde, habría de rendir sus frutos.
En el ínterin, realicé trabajos independientes que implicaron la confección de artículos periodísticos para una conocida revista del agro y la elaboración de una capacitación en modalidad e-learning para pymes. Y finalmente, llegó mi vinculación con el Inta a través de un Proyecto del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.
Esta beca implicó mi incorporación a un excelente grupo de investigación en mejoramiento genético de trigo y el compromiso de realizar un posgrado. La tarea específica fue la caracterización genética del tiempo a floración en Triticum monococcum, especie emparentada con los trigos comerciales.
Al finalizar la beca, seguí dedicándome a las plantas, aunque con una visión más conservacionista en del Jardín Botánico Arturo E. Ragonese, del Inta.
Bárbara Pidal Hepburn (45), ingeniera agrónoma.
pidalhepburn.barbara@inta.gob.ar