El Centro Argentino de Arquitectos Paisajistas renovó sus autoridades, y su nueva presidenta, Mariana Larcamón, nos brinda un panorama sobre las actividades de sus socios. Además: el índice de la OMS sobre los metros verdes que deberíamos tener.
Hace pocas semanas se renovaron algunos cargos de la Comisión Directiva del Centro Argentino de Arquitectos Paisajistas, quedando conformada por ingenieros agrónomos, licenciados en planificación y diseño del paisaje, biólogos y arquitectos, explica su nueva presidenta (2018-2023) la Arq. Mariana Larcamón, especialista en planificación del paisaje. Esta agrupación, de carácter federal, nuclea a profesionales de Córdoba, San Luis, Buenos Aires y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Dentro de las novedades institucionales que se vienen gestando, señalan que una de las modificaciones previstas es acortar la duración de los cargos a dos años (actualmente, se renuevan cada cuatro).
El CAAP tiene posibilidad de asociar a todos los interesados ya que hay diferentes categorías de asociados. Con la reforma de los estatutos, además, habrá cambios en la cantidad de años de antigüedad para ocupar puestos en la Comisión Directiva. Lo importante, y lo que quiero remarcar-enfatiza la nueva presidenta- es que el CAAP está abierto a todos los que les interese aportar y colaborar en los temas que desarrollamos.
Háblanos sobre las actividades de la institución.
Los últimos eventos académicos fueron muy enriquecedores; en septiembre, la Conferencia Internacional "Soluciones basadas en la naturaleza para un futuro urbano sustentable" (organizada junto con la Universidad de Sheffield y la Universidad de Buenos Aires). De esta conferencia, en noviembre surgió el Proyecto Respirar, seminario realizado en compañía de estas dos universidades (se continúa con los trabajos de investigación).
En febrero, tendrá lugar la primera reunión de la nueva Comisión Directiva en la que se definirá la agenda del año. El objetivo es seguir trabajando en reforzar los vínculos con las organizaciones nacionales e internacionales dedicadas a la arquitectura del paisaje, y con los organismos gubernamentales. Estos serán uno de los puntos de la agenda.
A su vez, la idea para este año es mantener las actividades que se venían desarrollando en el CAAP: seguiremos organizando jornadas, seminarios sobre temas inherentes a la problemática de la sustentabilidad urbana; planearemos visitas a reservas naturales, jardines privados, viveros especializados (en abril, estaremos en Estilo Pilar; y en octubre, será la Bienal de Arquitectura, en la cual estaremos presentes representando al paisajismo).
Se están haciendo muchos techos y paredes verdes, pero las obras parecen estar a cargo de empresas dedicadas solo a estas actividades (firmas que tradicionalmente no forman parte del sector), ¿por qué crees que se ha dado esto?
Por varios factores: primero, considero que, todavía, la mayoría de los paisajistas no están, técnicamente, tan familiarizados con la parte constructiva y sí, con el diseño. Por otro lado, así como en otros rubros, hay, de parte del cliente, un concepto de simplificación, en el sentido de resumir en una contratación el tema. Y en segundo término, está en nosotros, los profesionales, hacer alianzas con las empresas que se dedican a techos y paredes verdes, y aportarles diseño.
¿Observas una evolución en la demanda de clientes?
Estimo que, paulatinamente, hay más conciencia de que el paisajismo es una herramienta para mejorar la calidad de vida de las personas (las ciudades y el aspecto medioambiental, en general).
Antes, los clientes pedían jardines, plazas o parques para el placer y la expansión, más relacionado con lo decorativo, con especies ornamentales y el uso de florales. Ahora, los requerimientos son más complejos: soluciones paisajísticas para mejorar la calidad de vida, fuerte compromiso con la sustentabilidad, por ejemplo, soluciones al cambio climático, a una demanda social del crecimiento de las ciudades; y haciendo énfasis en la economía de recursos, reutilización de antiguas infraestructuras en desuso, una estética más natural y el empleo de especies nativas. Y siempre con un marcado respeto del medio ambiente. Las normas LEED* surgen a partir de este cambio conceptual y, también, han ayudado a instalarlo en las empresas, que, además de contribuir al medio ambiente, agregan valor inmobiliario.
* Leadership in Energy & Environmental Design: es el programa más usado para certificar un edificio como sustentable. Desarrollado en Estados Unidos, actualmente se emplea en diferentes países.
Mucho más que estética: calidad de vida
Por otro lado, consultada la presidenta de la entidad por la cantidad de metros cuadrados de espacios verdes por habitante, indicó que, en la Argentina, estamos aproximadamente por debajo en un 50% del índice mínimo de la Organización Mundial de la Salud de 10 m2 verde por habitante. Y detalló: Desde hace unos años, en las sucesivas administraciones del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se han incorporado políticas para aumentar los espacios verdes, pero todavía estamos lejos de alcanzar los índices deseados.
El índice tiene distintas formas de calcularse, espacio público no necesariamente es verde; actualmente, debería medirse la relación de masa verde y masa edilicia. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hay severas diferencias entre barrios, por ejemplo, la Comuna 5 Almagro tiene un índice de 0,2 m2 verde por habitante, mientras que la Comuna 1 Puerto Madero, un 18,6 m2 verde por habitante.