Macetas biodegradables

Juan Nardone, director de la empresa Viverplast, se explaya en torno a este producto y explica sus beneficios. Además, habla del consumo de las macetas y bolsas para cultivo; y destaca la importancia de innovar.

Nuestra empresa surgió en 1988, cuando decidí cambiar de rumbo, ya que el trabajo que estaba haciendo (asesoramiento y venta de materiales para redes de media y alta tensión) se estaba terminando. Entonces,  un amigo me habló de la recuperación de materiales plásticos y nos pusimos a trabajar en eso, recuerda Juan Nardone (72 años), propietario y director de Viverplast. Un año después, comencé con las bolsas de cultivo extrudando material virgen, situación que nos hizo ser -con el correr de los años-, la única empresa en trabajar material virgen para bolsas de cultivo (todos querían abaratar  los costos haciendo las bolsas con material recuperado, por lo que tenían múltiples problemas de calidad del envasado, cosa que hasta el día de hoy sucede).

Háblanos sobre tu último lanzamiento, las macetas biodegradables.

La historia de estos productos arranca en abril, cuando los dueños de Maple Vila encontraron en el último Congreso y Exposición de Viveristas un folleto de Viverplast (que se entregaba con el catálogo del congreso y la exposición). Allí preguntaron a varios de los que estaban exponiendo si conocían nuestra firma.

Se ve que les dieron buenas referencias, ya que quisieron mantener una charla conmigo para la distribución en la Argentina de estos productos. Después de algunos mails, viajé a Montevideo (Uruguay), donde tomé referencia de esta empresa. Resultó ser una firma con características parecidas a la nuestra: empresa de familia ¡y con ganas de trabajar!

En próximos días empezarán a llegar a nuestro país los envases (aunque ya varias empresas han comprado en el Uruguay con total satisfacción). Hoy tenemos cinco modelos de envases para inicio de cultivo agrícola y hay varios más en desarrollo.

La ventaja de estos envases es que no existe trasplante, o sea, la planta no nota el trasplante, y así evita el atraso que el mismo ocasiona  para su desarrollo.

Conforme al criterio personal, ¿cuáles serían tus productos más destacados?

Desde hace diez años,  fabricamos las cintas para tutorado en siete colores diferentes, los repuestos para la máquina aplicadora Max Tapener y cintas con degradación controlada para ataduras de viña, kiwi, etc. Además, ofrecemos cintas biodegradables para injertos, que facilitan dicho procedimiento y son de alta productividad.

En toda nuestra vida empresarial, Viverplast ha desarrollado muchos productos que fueron solicitados por los clientes, dando así satisfacción al mercado.

¿Cómo ves el consumo de las macetas y bolsas de cultivo?

Siempre, el mercado ha dividido lo que es cultivo de la venta al público. El envase soplado o inyectado tiene mejor presencia para la venta al público y llega a costar hasta cuatro veces más que una bolsa de cultivo. Particularmente, opino que el mercado se tornó más exigente con el envase y la presentación de la planta para la venta al público, y, en esto, la bolsa de cultivo pierde terreno.

Por otro lado, la bolsa de cultivo colabora más en el desarrollo de la planta ya que tiene la posibilidad de dilatarse y contraerse con los cambios de temperatura. No deja la abertura entre envase y tierra, lo cual sí hacen los envases más rígidos, por donde generalmente se escapa el riego, teniendo que utilizar más agua para el mismo resultado.

El mercado de las macetas y bolsas de cultivo cambia según las variedades que se ponen de moda y el costo de las plantas que ocupan estos envases. Lentamente, las plantas tradicionales van cultivándose más, ya que la población  crece y se necesitan más plantas.

¿Cuál es tu opinión sobre el sector florícola?

Cada día es más difícil sobrevivir comercialmente, y, en el sector, están los que se renuevan y buscan tecnología, y los que se conforman y reaccionan tardíamente. Entonces, se establece una diferencia que es notable en el mercado.

No te explicas por qué, mientras este cliente vende cada vez más, el otro llora cada vez más. La cuestión ya no pasa solo por las horas de trabajo y la dedicación, sino que a los méritos, hoy tienes que agregarle tecnología.

Esta actividad me gustó desde que la conocí, ya que mis clientes son como sus plantas: tienen buenas raíces (por lo general, más de una generación). Son buena gente, y siempre es un gusto trabajar con buena gente. Esto me llena de satisfacción: trabajo muy tranquilo, no tengo malos clientes, la mayoría, hoy (después de casi treinta años en este gremio), son amigos.

Actualmente, me doy el lujo de aceptar o no nuevos clientes, les explico el modo y la seriedad con la que trabajo y la importancia del cumplimiento de los pactos comerciales, y si no lo comprenden, lo lamento mucho, pero ya no estoy para hacerme mala sangre; con la cantidad de años que no pasaron: ¡se me quedaron encima!