El ser humano enfrenta hoy incertidumbre, temor, miedo, angustia, ante el movimiento acelerado que se produce en los diferentes ámbitos de trabajo. Pero cabría interrogarse en torno a las siguientes temáticas: ¿Qué hago? ¿Qué no estoy haciendo? ¿Cómo evitar que mi empresa quiebre ante una nueva crisis?
Podríamos decir que las primeras preguntas son de por sí muy buenas, si las hacemos lejos de un marco de angustia.
En la última aparece una palabra maravillosa, “crisis”, que nos llevará a la acción, a la motivación.
¿Nueva crisis? El deseo es que cada crisis sea nueva para nosotros, porque si así no fuera, sería porque no aprendimos a acompañar la anterior. Sí, acompañar la crisis.
La crisis nos invita a pensar en nuevas estrategias, a ver con más detalle qué nos sucede con los cambios por realizar.
Cuando aparece una crisis, debemos disminuir el temor, respirar lentamente, cerrar los ojos y preguntarnos.
. ¿Qué me gustaría hacer?
. ¿Qué no cambiaría?
. ¿Qué sí cambiaría?
. ¿Qué puedo hacer?
Y conservando la calma, tomar la decisión que mejor vaya con:
.Mi forma de ser interna.
.Mis principios éticos.
.Mi ser único.
Si dejamos que nuestro cuerpo se exprese, lograremos realizar lo impensado.
Las crisis son en definitiva “una nueva oportunidad”.
Una nueva oportunidad para realizar esos cambios que nuestro interior necesita. Preguntándonos:
. ¿Qué me pasa con mis relaciones íntimas, laborales, sociales, comerciales?
. ¿Soy quién soy hoy, porque tomé un camino elegido por mí siguiendo los pasos o mandato de alguien? ¿De quién?
. ¿Mis relaciones familiares son mi contención? ¿Soy contención para ellos? ¿Me muevo respetuosamente en libertad junto a ellos?
. ¿Permito y me permito ser creativo, acepto ideas y opiniones de mi círculo familiar, considerando que todos somos diferentes y no un calco de otro?
. ¿Mi familia puede crecer o prefiero que estemos todos en un círculo siguiendo pasos heredados?
Es escuchando a nuestro cuerpo, a nuestro sentir, que vamos a desentrañar la madeja que tiene en su centro el conocimiento del porqué estoy así, cómo llegué hasta aquí y, sabiéndolo, es como encenderemos esa luz que iluminará nuestra verdad.
Muchas de las empresas familiares del sector florícola son heredadas, un camino que algunos transitan por obligación moral, por miedo al no saber hacer otra cosa, por mamá (esa persona que entre bambalinas fue tejiendo la inserción a la empresa familiar, hablando bien de papá o alertando los miedos ante una competencia de cuñados, primos, empleados o cualquiera que pueda sacarle el puesto a su hijo, aun su propio padre), o porque uno siente que no es nada sino aquello que los abuelos han creado.
El miedo a enfrentarnos a nosotros mismos, para saber quién y qué somos, lleva a muchas personas a vivir la vida que no desean.
Por otro lado, están quienes sí se escuchan, logran visualizar sus propios pasos y eligen.
Se quedan o se van; la decisión es tomada escuchando esa voz interna que les dice: esto es lo mío, me gusta y no es una carga para mí.
Pasar la crisis de identidad es el paso más fuerte y seguro que todos deberíamos dar.
Sabiendo quiénes somos, qué queremos, qué amamos, vamos a ver en cada crisis simplemente aquello que aprendimos.
Las crisis son en definitiva: “Una nueva oportunidad”. |