Tuve mi primer trabajo durante las vacaciones de la escuela secundaria. Fui repartidor de un quiosco de diarios y revistas. No recuerdo exactamente el año, supongo que sería 1964, cuando yo tenía entre 13 y 14 años.

Repartía en bicicleta los diarios y revistas “encargados”. Si llovía, había que hacer el trabajo a pie. En bicicleta, demoraba aproximadamente dos horas y media, y a pie, más de tres. El quiosco (ya no existe) se llamaba La Curva y estaba en Ituzaingó.

Mi primer trabajo me enseñó la responsabilidad de asumir tareas y el hecho de tener que cumplirlas independientemente de las condiciones climáticas y personales. Continué realizando esa actividad durante todo el período de vacaciones del secundario. También me sirvió para darle el valor necesario al dinero y al costo de ganarlo. Asimismo, me permitió, a esa edad, tener disponibilidad monetaria para mis “gustos”.

En síntesis, trabajé desde muy chico (13 años) para poder darme alguna satisfacción, dado que mis padres eran muy humildes. Eso me enseñó, como ya dije, darle valor al dinero y al esfuerzo necesario para poder lograr las cosas.