En una visita a Argelia, visite el Jardin d´Essais -en una traducción libre, se diría el Jardín de los Experimentos-. Un lindo espacio botánico construido a finales del siglo XIX, con el objetivo de ser un jardín de aclimatación, para experimentar con nuevas plantas, que podrían luego ser introducidas en los parques y jardines de Argelia o de cualesquiera de las ciudades del Mediterráneo. Además, aumentó la variedad, el color y las texturas de los espacios verdes y promovió el paisajismo y la jardinería francesa de la época. Proporcionó a las generaciones de Meilland, Vilmorin, Lê Notre, Vacherot, y tantos otros, un elemento diferencial incomparable, tanto comercial como profesionalmente.
Otros países invirtieron en descubrir nuevas plantas y flores, costeando dispendiosas expediciones, como las de Ruiz y Pavón, o la de Mutis a Fairchild, de Spix y Martius, y decenas de otros botánicos, que incluso, arriesgaron sus vidas para identificar nuevas plantas, cultivarlas e introducirlas en nuestra cotidianidad.
La inversión en investigación y desarrollo continúa siendo un buen negocio. Si por un lado es verdad que es más difícil descubrir en la naturaleza nuevas plantas con valor comercial, no es menos cierto que muchas de ellas necesitan todavía ser mejor estudiadas y domesticadas.
En este campo, el trabajo de los centros de investigación, en estrecha colaboración con los productores, es un camino que debe ser seguido. Ya sea para conocer, divulgar e introducir en el mercado nuevos productos, o para desarrollar mejores ejemplares.
Las oportunidades son inmensas. No es raro, al visitar los viveros de amigos y conocidos, descubrir en algún rincón un “laboratorio” secreto, que guarda las novedades que nos sorprenderán en los próximos años. De esta manera, mantienen vivo el espíritu de los aventureros y botánicos que nos precedieron.
Considerando que es un buen momento para reconocer el trabajo y el mérito de nuestros pioneros, y de recorrer nuevamente los jardines botánicos, para descubrir las plantas y flores que estuvieron de moda y volverán a estarlo, o aquellas que no llegaron a tener éxito, pero que ahora, con los conocimientos que tenemos, pueden ser un suceso.
El Jardin d´Essais es un ejemplo que vale la pena visitar, aunque sea sólo por la maravillosa Alameda de Dragos centenarios. Si para esto necesita de la ayuda de un amigo influyente, vale la pena hacer el esfuerzo, porque incomprensiblemente, esta joya del paisajismo y de la historia botánica está cerrada al público desde hace años.
|