Según la teoría de la motivación, el ser humano experimenta una jerarquía de cinco necesidades, que van dirigiendo su comportamiento.
Los cinco niveles de necesidades están clasificados por orden de importancia (imaginemos una pirámide y comencemos por la base):
• Necesidades fisiológicas (abrigo, comida, agua).
• Necesidades de seguridad (protección física, estabilidad, orden).
• Necesidades sociales y de pertenencia (amor, contactos sociales, pertenencia a grupos).
• Necesidades de estima (de uno mismo y de los demás; es la necesidad de prestigio y estatus; es la necesidad de respeto, admiración y prestigio).
• Necesidades de autorrealización (es lograr, de acuerdo con la escala de valores personales, llegar a la máxima aspiración).
Maslow, quien es el autor de esta teoría, las llamó necesidades de crecimiento, y señaló:
• Las necesidades superiores son más débiles, y cuanto más abajo está la necesidad mayor es su fuerza y prioridad.
• Las fisiológicas y de seguridad aparecen en la infancia, de no ser satisfechas, producen déficit y carencia al ser humano.
• Las de estima y pertenencia surgen en la adolescencia. Encontramos las de autorrealización en la mitad de la vida.
• A su vez, para mejorar la salud y la longevidad hay que llegar a satisfacer las superiores, quienes darán la fuerza al crecimiento y la supervivencia.
No es necesario satisfacer completamente las necesidades para subir en la escala, es decir, pueden ir siendo satisfechas, aunque no estén, ciento por ciento, cubiertas las primeras.
En estos momentos, gran parte de la población se encuentra desanimada, asustada, aislada. En muchos hogares, se ponen en juego, con mayor intensidad, las necesidades fisiológicas básicas, ante el temor o la realidad de la pérdida de empleo, ya sea por las malas relaciones laborales como por la aún existente crisis económica mundial.
Da la sensación de que el respeto por el otro ser humano está en desuso; la persona que no es respetada, como tal, entra en crisis, y crece su necesidad de seguridad. Ante las nuevas enfermedades, el temor por su familia le hace experimentar que aquello que construyó no alcanza para brindarle un marco de contención.
Con el avance de la pandemia de influenza A, las necesidades de pertenencia han puesto a las personas a jugar con su parte creativa para seguir en contacto, conforme a las normas de cuidado, con un distanciamiento social necesario. Esta enfermedad pone en jaque a quienes necesitan ser, estar y permanecer en lugares concurridos.
Es una época en la cual la ansiedad está jugando un papel fuerte.
• Hay que compartir momentos con quienes apreciamos, ya sea personalmente, por medio del teléfono o Internet.
• Escuchar radio, ver televisión, siempre y cuando no nos aceleremos con los temores.
• Si somos parte del grupo de riesgo, quizá llegó el momento de realizar alguna actividad recreativa en nuestro hogar.
Lo importante es aprender a vivir con calma, aún en el caos.
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