Mi primer trabajo fue como empleada de una compañía de turismo, a la edad de diecinueve años. Quería viajar con unas amigas. Mi papá se negaba a solventar esas vacaciones, por temor a que me pasara algo desagradable en ellas. Entonces, trabajé todo el año en la empresa, y al final, pude realizar el proyecto: viajar en grupo a Mar del Plata. Fue una muy linda aventura.
También me desempeñé como profesora de actividades prácticas (manualidades). Recuerdo que en uno de estos talleres (llamado Moño en Flor), al asistir a un curso sobre cintas especiales para realizar moños, me conocieron de la firma Casa Alberto.
Al crearse la Cámara Argentina de Floristas, querían incursionar en novedades para los floristas, ya que se habían quedado atrasados en arreglos florales y envoltorios. De manera que, cuando me vieron trabajar, me solicitaron que participara en ello.
Desde 1992, Casa Alberto me abrió las puertas para que pudiera enseñar más de tres mil artículos que tenían, por medio de cursos a floristas y diseñadores. La empresa siempre está a la vanguardia de los nuevos productos. Además, se permite testearlos, es decir, ver sus ventajas y también, sus desventajas; recién luego de ese procedimiento, pasan al mercado.
A partir de ese momento, tomé cursos en varias escuelas (como la Escuela Iberoamericana de Arte Floral) y me recibí de diseñadora floral. Trabajé con grandes floristas, argentinos e internacionales.
He participado en cada congreso o evento; tuve la suerte de ser la partenaire de importantes referentes de distintas partes del mundo. Con ellos aprendí las diferentes variantes según la escuela representada. He concursado además en las competencias del Ceibo de Oro, en las que a veces obtengo alguna copita, alguna medalla.
Laura Abella (60), diseñadora y profesora de arte floral.
lauradeabella@live.com.ar