Considerada un “fósil viviente” en peligro de extinción, esta planta fue recientemente introducida en la colección del Jardín Botánico Arturo E. Ragonese. Te contamos sus principales características. Por Guillermo Cardoso y Renée Fortunato*
El tumbo es una reminiscencia de la vegetación del período Jurásico, endémica del desierto de Namib, en Namibia, y del sur de Angola (África). En la actualidad, crece principalmente en una franja situada a unos 100 o 150 km de la costa que ha sobrevivido a la extinción de los dinosaurios en un ambiente extremadamente desértico, en donde ni siquiera los cactus pueden desarrollarse. Los nómadas del desierto de Angola lo llaman tumbo, que significa tocón, porque es un árbol enano, con el tronco semienterrado de no más de un metro de altura, y tiene dos hojas que crecen permanentemente, se desgarran y son consideradas inmortales.
El nombre científico es Welwitschia mirabilis Hook.f. El Dr. J. D. Hooker la describió en The Gardeners' Chronicle & Agricultural Gazette 4: 71. 1862, otorgándole el nombre del género en homenaje al botánico Federico Welwitsch (1806-1872), que fue enviado por la Corona portuguesa al sur de Angola. Welwitschel, el 3 de septiembre de 1859, informó al director del Jardín Botánico de Kew (Inglaterra) haber visto la maravilla botánica más hermosa y magnífica que pueda ofrecer el sur de África tropical, un árbol enano con un tronco leñoso que exuda un tipo de resina como el de una conífera, que siempre retiene las dos hojas leñosas que produce durante la germinación. Asimismo, por ser una planta tan diferente a lo conocido, Hooker le asignó a la especie el nombre de mirabilis: epíteto del latín que significa maravilloso, extraordinario.
Como fue señalado por Welwitsch, la Welwitschia posee un tronco grueso, corto, con dos únicas hojas opuestas. Gracias al viaje que hemos realizado a Namibia en 2017, pudimos corroborar que las hojas son acintadas, anchas, coriáceas, de crecimiento indefinido por la acción de un meristema intercalar en la base foliar, y se arrastran por el suelo, lo que provoca la dilaceración y desintegración de sus extremos, como así también se hienden por acción del viento y la arena, dando la impresión de poseer un mayor número de hojas enredadas. Es una planta diclina dioica (en la misma población hay distintas plantas que presentan órganos femeninos y masculinos), para su interpretación: en un mismo sitio se encuentran plantas con estróbilos ramificados tanto femeninos (conos) como masculinos (amentos). Además, cada planta posee una raíz muy alargada. Por estas características es que fue incluida en Gimnospermas, y según las clasificaciones actuales en Gnetófitas.
Se ha calculado que las plantas existentes en el desierto cuentan con 500 a 600 años, aunque las más grandes, de hasta 1,80 de altura, pueden estimarse en 2000 años. Esta especie es xerofítica y tiene la asombrosa capacidad de soportar hasta cinco años sin lluvia. Si bien no posee antecedentes de uso, hemos podido apreciar en 2017, en muchos sitios del desierto de Namib, que sus hojas son ramoneadas por los animales, siendo utilizadas como forraje de subsistencia.
Es de señalar que se cultiva tumbo y se lo expone para los visitantes en varios Jardines Botánicos de Europa, en especial, el Botanischer Garten Berlin, y en algunos de América, como el Jardín Botánico Nacional de Cuba. Como resultado de los estudios realizados en plantas cultivadas del Jardín Botánico de Berlín (Botanischer Garten Berlin), el Dr. Beat E. Leuenberger (2001) observó que las que provenían de Namibia se diferenciaban de las de Angola por presentar amentos verde-claros a rosados, esculpidos, siempre cubiertos de cera y más cortos, y margen de las brácteas dividido. Ante esto propuso dividir la especie en dos subespecies: mirabilis (Angola) y namibiana (Namibia).
Welwitschia mirabilis en la Argentina
Con el objetivo de cultivar esta especie en la Argentina, en 2016, el Jardín Botánico Arturo E. Ragonese (Instituto de Recursos Biológicos del Inta) obtuvo, por donación, semillas del Jardín Botánico Nacional de Namibia. Esta especie, como ya se adelantó, se encuentra en peligro de extinción, y sus semillas son difíciles de conseguir, por lo cual, para esta introducción, solo se contó con un total de diez.
En virtud de los estudios realizados en otros Jardines Botánicos, se conoce que las semillas son ortodoxas, lo que significa que pueden almacenarse durante largos períodos a baja humedad y temperatura.
En septiembre de 2016, se procedió al inicio de la germinación de las diez semillas recibidas en las instalaciones del Banco Base de Germoplasma del Instituto de Recursos Biológicos. El procedimiento efectuado consistió, primero, en pretratar las semillas con antifúngico (N-(triclorometiltio) ciclohex-4-eno-1,2-dicarboximidadistribuidas) al 1 %, y, posteriormente, separarlas en dos grupos de cinco semillas cada uno; el grupo a), sembrado en cajas de Petri con agar al 2 %; y el grupo b), en macetas de nueve centímetros de diámetro con arena esterilizada levemente humidificada. Para su germinación, ambos grupos fueron colocados en estufa a 25 ± 1° C. Al cabo de siete días, se observó la emergencia de la radícula en dos de las cinco siembras en caja de Petri, mientras que las semillas bajo arena nunca germinaron.
Las semillas germinadas en caja de Petri (grupo a), a los diez días fueron trasplantadas a macetas con sustrato compuesto por mezcla de arena
(70 %), compost de corteza (15 %), turba de musgo Sphagnum de fibras medias (10 %) y perlita (5 %). No obstante, a pesar del pretratamiento antifúngico que se había efectuado, por ataque de marchitamiento fúngico (damping off), solamente una sobrevivió.
En la actualidad, la única planta obtenida se encuentra en buenas condiciones, y ella forma parte de la colección exclusiva de plantas exóticas del Jardín Botánico Arturo E. Ragonese.
Es importante indicar que Welwitschia mirabilis es un símbolo nacional en Namibia, con recolección autorizada únicamente por ley; por esta razón, se ha obtenido el material a través de la colaboración entre Jardines Botánicos, sin afectar los ecosistemas de origen, y para permitir la conservación ex situ (fuera de ámbito natural) e in vivo de especies en peligro de extinción.
*Ms. Ing. Agr. Guillermo Cardoso (Inta) y Dra. Renée H. Fortunato (Inta-Conicet, UM).