Para qué sirve el carbono vegetal y el ácido piroleñoso

Entrevistamos a Hirai Yasushi (otro de los disertantes del último Congreso Nacional de Viveristas), quien se explaya sobre las principales ideas de la exposición ofrecida a los productores de flores de corte y plantas ornamentales.

Especializado en cultivos hortícolas y mejoramiento del suelo, el Ing. Agr. Yasushi Hirai (59) nos ilustra en torno al carbono vegetal, el ácido piroleñoso, y nos explica cómo producirlos:

¿Qué es el carbono vegetal?

Es carbón obtenido por la carbonización de la madera, y se usa  para mejorar el suelo. El carbón vegetal optimiza el intercambio de cationes del suelo adhiriendo partículas de nutrientes de lenta absorción por el sistema radicular. A su vez, mejora la textura del suelo haciéndolo más profundo y permeable. Normalmente, en Japón se utiliza cáscara de arroz carbonizada.

¿Qué es el ácido piroleñoso?

Es un producto muy similar a la salsa barbacoa (porque es un líquido de color marrón y olor ahumado). Obtenido en la destilación seca de la madera, está integrado entre  un 80 o 90 % de agua, y muchos compuestos orgánicos, entre ellos, el ácido acético y el alcohol metílico. Es empleado por los productores de Japón como insecticida, nematicida, repelente de animales y, además, a modo de hormona de crecimiento.

¿Cómo se produce cada uno?

Los podemos obtener simultáneamente a ambos (carbono vegetal y ácido piroleñoso). Para este proceso, puede usarse un tambor de doscientos litros y dos chimeneas. En primer lugar, para conectarse al tambor se usa la chimenea vertical (1m -esta se utiliza como trampa para alquitrán, ya que se lo considera un veneno y, además, mancha la planta-) y luego se une esa misma chimenea a otra que se ubicará en sentido horizontal (5 m -ligeramente inclinada hacia abajo-) para condensar/enfriar el humo. El humo va a ir pasando a través de esta chimenea, y, al enfriarse, se obtendrá un líquido: este es el ácido piroleñoso.

El carbón vegetal, como ya dije, se obtiene por la carbonización de la madera. Para lograr la carbonización, la temperatura del horno (tambor) debe ser muy baja. Si el calor es muy intenso, todo se convertirá en cenizas. La regulación de la temperatura se realiza controlando la cantidad de aire que ingresa al tambor. Se recomienda que la temperatura no supere los 425 ºC a fin de  que no se produzca alquitrán y  se mezcle con el ácido piroleñoso. Para llenar con madera el tambor que está en el suelo, se puede aumentar o disminuir la cantidad de aire que entra desde el exterior  (esto hace variar la temperatura). No debe utilizarse este horno para preparar alimentos.

¿Ya se usan en floricultura?

En la Argentina, aún no se utilizó directamente en cultivos florícolas, pero en Japón esto es muy común. Es posible obtener ambos productos en el mismo cultivo, y ayudan a lograr una producción más orgánica.