Martín Guezuraga, fundador y director ejecutivo  de la Fundación Potentia, acerca su mirada en relación con la comercialización  de plantas ornamentales y flores de corte. Por Ingrid Villanova*
	                
				  
				  
					
				  
				    El especialista en marketing, Martín Guezuraga** (48), había sido invitado a  disertar en el 38 Congreso Nacional de Viveristas, pero, por razones de fuerza  mayor, no pudo asistir. Ahora, acercamos sus conocimientos para el sector  florícola.
                    ¿Qué primera impresión te deja el sector desde  tu experiencia?
                    Me gustaría hablar de las personas que conozco y que tienen  vínculo o participan en el sector, y a partir de allí, te puedo comentar que lo  hacen con pasión y compromiso, aplicando su conocimiento en su actividad  profesional e intentando expandir las fronteras de la aplicación del marketing en la industria. 
                    Como sucede en otros sectores y este no es la excepción, se  pueden encontrar distintos estadios de maduración del management de las empresas y, por ende, de la visión sobre las  herramientas del marketing aplicables a la realidad del negocio. Recuerdo la  presentación de una colega brasileña en la cual hacía referencia a que tenemos  consumidores del siglo XXI, equipos con mentalidad del siglo XX y  organizaciones y estructuras de empresas del siglo XIX. Todo ello me lleva a  pensar sobre el enorme desafío que tenemos por delante para coordinar estos  tres niveles.
                    ¿Cómo ves la disciplina del marketing dentro del sector?
                    Existe un potencial enorme para aplicar marketing en sus distintas posibilidades,  entendiendo por marketing a conectar, vincular, comprender  al cliente, resolver necesidades generando valor para ambas partes por medio de  intercambios sostenidos y sustentables en el tiempo. Estimo  que mientras más empresarios del sector y  profesionales involucrados en el mismo avancen en este sentido, se mejorará la  calidad del marketing que aplicamos. Y se podrá estar  más cerca de este consumidor del siglo XXI.
                    ¿En qué momento del marketing estamos en el sector?
                    Estamos en todos y a la vez en cada uno de ellos dependiendo  de factores como el momento de la empresa, la calidad de su management y la capacidad técnica, por ejemplo; pero, sobre  todo, del enfoque que se toma al abordarlo, ya que distintas herramientas  conviven en función de lo anterior, desde el marketing masivo por medios tradicionales a campañas digitales  utilizando plataformas. Hay compañías en las que el mismo dueño paga las  campañas de Facebook con su tarjeta personal, y hay otras que están trabajando  en optimizar el costo por leads y la gestión del embudo de ventas en  cada campaña. 
                    Y hablando del momento del marketing en el que estamos,  ¿qué significa el poder del consumidor?
                    El poder del consumidor surge de diversas fuentes que podemos  dividir básicamente en dos tipos: las fuentes individuales y las fuentes de  redes o  networking. En el primer caso, la fuente de poder reside en  el impacto del consumo y del comportamiento de compra por medio de Internet y  de las redes sociales, y por la generación de contenido por parte del  consumidor, que reducen la asimetría de la información entre oferentes y  demandantes. Esto pone a las marcas en cajas de cristal e implica que  pueden ser observadas desde todos los  ángulos, y su voz ya no es la única en la comunicación, sino que es una más de  las voces que se escuchan al conversar sobre un producto o servicio. 
                    En el segundo caso, la fuente de poder proviene de la gestión  del contenido, el compartirlo, modificarlo, mezclarlo, la gestión y  distribución del mismo sumado a la influencia de quien lo hace, su reputación  personal y su influencia en la red más la habilidad de concentrar, articular y  organizar recursos de manera que beneficien a la persona y a los grupos.  Este  concepto se conoce como crowd (Crowdsourcing, crowdfounding, etc.).
                    ¿Cuáles son algunas de las características que  presenta este consumidor del siglo XXI?
                    Es un consumidor que está hipercomunicado e hiperestimulado,  lo que lo lleva a la “infoxicación”, neologismo empleado para señalar la  intoxicación por exceso de información. Esta situación acarrea, como  consecuencia, tener menor atención y conocimiento. 
                    Es una persona que consume contenido por múltiples pantallas  y, debido a la expansión y penetración de Internet (más del 93 %), y de los  teléfonos inteligentes (más del 73 % en la Argentina),  la interacción establecida con otros  integrantes de su red y con las marcas tiene la posibilidad de ser instantánea. 
                    Es un consumidor que interactúa con las marcas por canales  digitales y físicos. Esta situación presenta un enorme reto a las compañías a  la hora de integrar sus acciones de venta, comunicación y atención al cliente. 
                    Este consumidor quiere habitar un mundo onmicanal cuando habla e interactúa con la marca. Es un  consumidor phygital  (physical  + digital) que  pretende la integración, lo mejor de ambos mundos en su experiencia de compra.
                    ¿Cuáles son los desafíos para las empresas en  este contexto?
                    Creo que lo principal es no perderse en el camino y volver a  revisar algunos principios básicos. No se trata de marketing digital versus marketing tradicional;  se trata de marketing a secas, y, en este contexto, lo  primordial es la empatía. ¿Qué necesita el consumidor? ¿Qué es valor para él?  ¿Cómo entiende el mundo? ¿Qué es lo que desea? ¿Cuáles son sus creencias? Y, a  partir de allí, comenzar a diseñar puentes relacionales que construyan y  potencien una sólida experiencia de compra.
                    Theodore Levitt, profesor de Harvard, en su reconocido  artículo de la década del sesenta, del siglo pasado, hace referencia a la  miopía de la mercadotecnia utilizando el ejemplo del taladro y el agujero: “La  gente no quiere comprar un taladro de 0,5 milímetros, lo que quiere hacer es un  agujero de 0,5 milimetros”. Lo que lleva a pensar cuánta orientación al  producto tienen las empresas del sector y cuánta orientación al  mercado.
                    Citando a Seth Godin, “la gente no quiere lo que tú haces, lo  que la gente quiere es lo que eso que tú haces hará por ella. Lo que quiere es  lo que eso que tú haces le hará sentir”. La cita es textual y, en otras  palabras, su sentido remite a que la gente está interesada, en general, en la  solución final que le brindará el producto más que en el producto mismo.
                    Si en el sector seguimos pensando solo en el producto:  plantas ornamentales, flores de corte o algún otro, nos estamos perdiendo una  buena parte de la película.
                    ¿Qué beneficios funcionales, sociales y emocionales busca el  consumidor? ¿Qué busca solucionar? ¿Qué lo motiva? ¿Poder, afiliación, logro?  ¿Cómo quiere conectar, relacionarse, experimentar, confiar?
                    Las respuestas están en el mercado y no en el producto.
                     ¿Hay más formas de llegar a este consumidor  que con las estrategias actuales? 
                    Pienso que la pregunta debería ser reformulada de la  siguiente manera: ¿cuán consistente y diferente es mi propuesta de valor para  que un grupo de personas estén dispuestas a invertir su tiempo y su atención en  buscarme para interactuar conmigo?
                    Trabajar en la conexión entre marca y consumidor, en este  contexto, vale la pena. Creo que no hay dinero de promoción y comunicación de marketing más  malgastado que aquel aplicado a difundir propuestas de valor, inconsistentes e  indiferenciadas. No inviertas en comunicación si antes no trabajaste sobre la  propuesta y el foco de la misma. La narrativa de marca (storytelling) y lo que la marca hace (storydoing) tienden un puente de oro hacia  una propuesta de valor consistente.  
                    Para este 2019, algunos de los temas de conversación en marketing pasan por la automatización de procesos, los chatbot, la  inteligencia artificial, la realidad aumentada en el punto de venta, el  contenido efímero en las redes, la búsqueda por voz, el small data, las métricas  omnicanal, los microinfluencer y la gestión de la experiencia del usuario, entre otros.
                    ¿Qué temas poner en agenda?
                    De ambientes VICA (volátiles, inciertos, complejos y  ambiguos), atravesados por una nueva ola de revolución industrial, marcada por  la convergencia de tecnologías digitales, físicas y biológicas, surge una  agenda de temas prioritarios y estratégicos claves para gestionar esta  complejidad en el ambiente de negocios.
                    En la primera revolución industrial, el foco estuvo en la  máquina de vapor, el carbón y en la conversión del trabajo manual a industrial;  en la segunda revolución, en la electricidad y en la producción en masa; en la  tercera revolución, fueron la electrónica y la tecnología de la información y  las telecomunicaciones; y en esta cuarta, o 4.0 como la denominan, el foco está  en los sistemas ciberfísicos. 
                      
                      ¿En cuál revolución está tu empresa? 
                      ¿En cuál revolución está tu management?  
                      ¿En cuál revolución está tu marketing?
                      ¿Funcionas a carbón o a electricidad? ¿Eres digital o en qué  estás?
                    La ley del mínimo de Liebig afirma que el crecimiento no es  controlado por el monto total de los recursos disponibles, sino por el recurso  más escaso que termina siendo el factor limitante para el desarrollo.
                    Que tu management no sea el factor limitante al momento de implementar marketing en tu empresa.
                 
				   
                    * Cra.  Ingrid Villanova (Instituto de Floricultura del Inta).
                    ** Martín  Guezuraga(48), es licenciado en administración y master of Business  Administration. Además, es director de Martín Guezuraga y Asoc. y director  ejecutivo de la  Fundación Potentia.