MUNDO. Emanuela Truffo, socia del Studio Legale Jacobacci E Associati (Italia), acerca su opinión sobre la industria florícola y la necesidad de que sea sustentable. Por Ron van der Ploeg*
El desarrollo de variedades de plantas ornamentales con vida útil mejorada, resistencia a plagas y enfermedades, calidad de uso final, tolerancia al calor y la sequía, y desempeño ambiental, juegan un papel vital en la creación de una floricultura sustentable en el uso de los recursos, apta para la nueva economía verde, escribe Emanuela Truffo, socia del Studio Legale Jacobacci E Associati (Italia), para la revista FloraCulture International. Y explica que los derechos de obtenciones vegetales incentivan la inversión a largo plazo en la producción de nuevas variedades.
El concepto más amplio de sostenibilidad
Es bien sabido que el enfoque de los programas de mejoramiento comercial en la horticultura ornamental es mejorar los rendimientos con insumos reducidos y la adaptación de la planta a un clima cambiante, mientras se reduce la huella ambiental del sector. Todos estos aspectos están incluidos en el concepto más amplio de sostenibilidad.
A primera vista, el sector de las ornamentales no ha cambiado drásticamente en las últimas décadas; en principio, porque el desarrollo y la producción de las nuevas variedades y su comercialización son los mismos. Sin embargo, sería incorrecto suponer que la sostenibilidad no ocupa un lugar destacado en la agenda del sector.
Bien puede ser que esta aparente ausencia de actualización de la industria florícola derive del hecho de que siempre ha sido sostenible.
Miembros destacados de la economía circular
Durante décadas, e incluso siglos, los obtentores han estado desarrollando nuevas variedades sin afectar nuestro ecosistema, o, al menos, con un impacto limitado.
En muchos casos, el fitomejoramiento y los derechos de obtentores resultantes proporcionan la base esencial para una industria resistente al cambio climático y eficiente en el uso de los recursos. Además, los productores se han centrado en el control y el reciclaje de residuos, demostrando así que son miembros destacados del club de la economía circular.
Sin embargo, parece que el impacto ambiental de la cadena florícola está ocurriendo aguas abajo. Es decir, desde la comercialización del material vegetal joven hasta el consumidor final.
A pesar de su carácter peculiar, la floricultura debe hacer frente a los mismos problemas que cualquier otra industria en lo que respecta a la sostenibilidad: la logística, la energía y la gestión de residuos.
Los desafíos
Los desafíos para los próximos años, alineados con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2026, incluyen los siguientes ítems:
- Reducción de la energía necesaria para ser utilizada en el proceso de fabricación y comercialización.
- Disminución de la producción de residuos.
- Reducción del impacto del carbono fósil hasta alcanzar el ambicioso objetivo de emisión cero en pocos años.
El cambio climático está ocurriendo ahora, y los científicos del clima han ido indicando el camino a seguir. La industria florícola debe adaptarse al nuevo entorno y hacer su parte para alcanzar la meta. Los cultivadores parecen ser conscientes de esto y están listos para aceptar los desafíos, demostrando ser una parte esencial de la economía circular y sostenible, concluye Truffo.
* Ron van der Ploeg, editor de la revista FloraCulture International.