Hace ya varias décadas, me recibí de ingeniero agrónomo, y, entre las muchas opciones que tenía para orientarme en la carrera opté, luego de diversas incursiones (como la docencia en la Facultad de Agronomía de Buenos Aires), por especializarme en paisajismo y jardinería.
Realicé diferentes cursos de capacitación en el tema, y, un buen día, surgió mi primer trabajo en la materia. La tarea consistió en realizar el diseño y la ejecución de un jardín delantero y una huerta familiar en una importante casa particular, en Martínez (Buenos Aires).
En ese momento, el desafío me resultaba muy significativo. Busqué material, recorrí viveros, realicé muchos bosquejos, hasta finalmente concluir el trabajo en el tablero y llevarlo a la práctica. Y ¡aleluya!, los clientes quedaron muy satisfechos.
A partir de ese puntapié inicial, siguieron otras obras y, hasta la fecha, luego de tanto tiempo transcurrido, continúo realizando los proyectos con el entusiasmo y la alegría de aquella lejana primera experiencia.
Lo gratificante de cada nueva realización es que la creatividad en el diseño no tiene límites. Entonces, como cualquier materia artística, con una pizca de imaginación, permite que nuestra obra, apoyada en sólidos conocimientos científicos, sea siempre diferente y única.
Actualmente, además de hacer proyectos paisajísticos, he vuelto a mi viejo amor: la docencia. Dicto diversos cursos extracurriculares para adultos en la Escuela Juan O. Hall (ubicada en Devoto), dependiente de la Facultad de Agronomía de Buenos Aires, con excelente repercusión.
Juan O. Acita (68), ingeniero agrónomo.
juanoacita@hotmail.com