Gardenia jasminoides: evalúan el efecto de la calidad del agua de riego

La EEA del INTA San Pedro estudió la clorosis férrica en el jazmín como consecuencia del riego con agua subterránea. Soluciones posibles ante la pérdida de la calidad de las plantas.

Desde el INTA San Pedro, señalaron que la elevada alcalinidad que presenta el agua subterránea de algunas zonas es una de las razones de la clorosis férrica en las plantas de Gardenia jasminoides.

Este ejemplar requiere un medio de cultivo (sustrato o suelo) ácido para absorber el hierro disponible en este: los valores de pH deben estar entre 5.0 y 5.5. En caso de que los valores fueran mayores, se evidenciarían notoriamente las deficiencias nutricionales; en particular, las asociadas al hierro. 

Recordemos que el concepto de alcalinidad es opuesto al de acidez, y, además, una planta con deficiencias nutricionales es más propensa al ataque de plagas animales (mosquita blanca) y enfermedades (fumagina).

Por este motivo, investigadores de este instituto han decidido estudiar de qué manera se mitiga la clorosis férrica a fin de minimizar las pérdidas económicas de los cultivos comerciales.

Diseñamos un ensayo en bloques, al azar, con tres repeticiones, en el que las plantas fueron sometidas al riego con diferentes calidades de agua. Los tratamientos evaluados fueron los siguientes: agua subterránea (testigo); agua subterránea modificada con ácido fosfórico al 85 %, adicionado hasta llevar el pH del agua a 5.5 (agua acidificada); y una mezcla en partes iguales de agua subterránea y agua de lluvia con la adición de ácido fosfórico al 85 %, adicionado hasta llevar el pH de la mezcla a 5.5 (mezcla acidificada), explica la Ing. Agr. Alejandra Bernárdez. Las plantas estudiadas estaban en contenedores, y se usó un sustrato comercial (para asegurar la homogeneidad del medio de cultivo), elaborado con musgo de turba de Sphagnum de fibras medias, compost de corteza fina y perlita.

La evaluación incluyó parámetros tales como altura y diámetro de tallo, número de hojas, pimpollos y flores; además de la incidencia de deficiencias nutricionales asociadas a la presencia de clorosis férrica en hojas jóvenes.

Los resultados obtenidos indicaron que fue posible, con las tres calidades de agua evaluadas, producir plantas terminadas con una calidad comercial aceptable. Sin embargo, las plantas regadas solo con agua subterránea presentaron un mayor número de hojas jóvenes afectadas por clorosis férrica, lo que incidió directamente en su calidad comercial.

En las plantas tratadas con la mezcla acidificada, también se observó que esta clorosis se pone más de manifiesto cuando el pH del medio de cultivo es mayor a 7. Mientras que, analizando los resultados de los tratamientos con agua acidificada y con mezcla acidificada, se registró que las plantas tuvieron un menor número de hojas jóvenes afectadas por deficiencias de hierro; y el tratamiento con mezcla acidificada, además, generó plantas más compactas.

Actualmente, es común ver en los cultivos de plantas ornamentales el uso de un sustrato genérico (el mismo que se emplea para otros arbustos) destinado a estas plantas, sin observar que necesitan que sea ácido para evitar la clorosis férrica. También es frecuente que se venda hierro para colocar a las plantas que ya están instaladas en un espacio verde, sin que previamente se tenga en cuenta el pH del suelo o el sustrato (si el medio de cultivo no es ácido, no puede absorber el hierro).