Noviembre 2017

ISSN 2346-9323
ACTUALIDAD | ECONOMÍA & VIVEROS

Cómo emprender un negocio de suculentas

Alejandro Nemi, propietario de Microscopio Jardinería Sustentable, acerca  su experiencia en torno a este proyecto: Ahora trato de enfocarme en propagar las variedades más coloridas y fuertes que aún no se consiguen en los viveros.

Microscopio es un emprendimiento propio. Comencé en 2014 y, luego de un par de años y mucho trabajo, logré que el proyecto  fuera autosustentable, explica Alejandro Nemi (37). La idea de hacer Microscopio nació de una búsqueda personal, del amor por la naturaleza y de la pasión por el reciclaje. Así como del desafío de emprender algo nuevo y sorprender, inspirar.

Al principio intenté producir todas las plantas que vendía, lo cual fue muy difícil porque cuando  comencé todavía estaba experimentando, y el espacio en mi taller era superreducido. Con el tiempo fui ampliando estantes y sectores, a la par de ir aprendiendo y sumando experiencia, lo cual me permitió hoy en día cultivar yo mismo, aproximadamente, el 50 % de las suculentas que uso (claro que si tengo un taller para veinte o treinta personas, es imposible  el autoabastecimiento, entonces, tengo que salir a comprar).

Ahora trato de enfocarme en propagar las variedades más coloridas y fuertes que aún no se consiguen en los viveros. Trato de no propagar las que sí puedo hallar y  comprar, para darles lugar a las otras. Si dispusiera de mucho espacio, cultivaría el ciento por ciento de la producción (o todo lo  posible).

¿Cuánto tiempo te lleva mantener tu cultivo?

El trabajo es permanente, los siete días de la semana. Eventualmente, recibo algo de ayuda, pero más que nada para trabajos específicos; el grueso del trabajo cotidiano lo hago solo.

En los meses de mucho calor, el riego comprende una gran parte del trabajo diario. En la época de frío, esa tarea se reemplaza por tareas de mantenimiento y limpieza. Todo eso se suma  al trabajo puntual que tenga que hacer cada semana (revisar y reponer stock, cuidado de plantas madre, propagación en bandejas, etc.).

¿Cuál es tu canal de comercialización? ¿Puedes darnos algunos precios?

Principalmente, vendo directo al público a través de una tienda on line, en los talleres y eventos (como festivales). También  comercializo al por mayor algunas cosas; me manejo con una compra mínima que puede ser un surtido de productos.  Incluso, hacemos envíos a todo el país de los kits de suculentas (el resto de las entregas son pautadas en puntos específicos de Capital y de la zona norte de Buenos Aires).

Los precios  oscilan entre un valor de $60, para una suculenta en cápsula de café, a  $2500, valor de un collar de suculentas (por ejemplo, para una novia). Uno  de los  productos más vendidos  es el kit de suculentas (para principiantes o formas para armar -letras, números, etc.-); esos están entre $500 y $700.

¿En qué te diferencias de los demás cultivadores de suculentas?

En primer lugar, todo en mi taller es reciclado, así que ya el contenedor (la maceta) marca algo diferente. La búsqueda por diferenciarse siempre está, porque de esa forma se logra competir. En mi caso,  ya en el origen, Microscopio fue pensado desde otro lugar y logré marcar una diferencia.

Lo que menciona más mi público, como diferente, en cuanto a las plantas en sí, son las  miniaturas en cápsulas de café o las miniaturas propiamente dichas (en teclas de teclado o juguetes pequeños, por ejemplo). También la combinación de colores, texturas y formas en los objetos (jardines verticales, libros, arbolitos de  Navidad, etc.).

Otra diferencia es que todas las variedades tienen el mismo valor, sean de colección o no.

¿Alguna experiencia (positiva o negativa) para compartir como emprendedor?

Lo positivo, fundamentalmente, es la respuesta de la gente: recibo muchas palabras de aliento y felicitaciones. Mi objetivo siempre fue sorprender y compartir estas plantas tan geniales a través de los talleres (es lo que trato de llevar adelante).

Tal vez, algo negativo podría darse cuando, en determinadas ocasiones, cuesta comunicar que el trabajo realizado en miniatura es mucho más trabajoso que el que se lleva a cabo en una escala más, digamos, normal; es difícil entender que esa  condición es la que  incrementa el precio del producto (a menor tamaño de contenedor, mayor precio del producto).

¿Formas parte de alguna agrupación de profesionales?

Integro  un colectivo sustentable llamado Tienda Raíz (es un negocio especializado  en objetos sustentables, en Recoleta, dentro de la galería del Patio del Liceo).

¿Tienes referentes en este tema?

Sigo desde hace años a Laura Eubanks, una diseñadora de California que se caracteriza por hacer jardines exclusivamente de suculentas. También a Debra Lee Baldwin, que ha escrito muchos libros al respecto. De  nuestro ámbito, admiro a Claudia Delsanto, es vecina y cultivadora artesanal (se especializa más que nada en echeverias) y me dio una mano muy grande en mis comienzos ayudándome a ampliar mi colección; pero, sobre todo, con sus consejos.

¿Qué sugerencias les darías a los emprendedores que  quisieran iniciarse en la producción de suculentas?

Les diría que se dieran el tiempo para conocer las plantas antes de largarse a vender; hay que ser responsable y consciente de lo que se está  comercializando. Hay gente que trabaja muy bien y también,  personas que dejan mucho que desear. Mi consejo es apuntar a hacer siempre un producto de calidad; no resignar  ese propósito. Otro punto importante es que a veces se cree que, porque las suculentas son fáciles de mantener, es lo mismo cultivarlas a gran escala, y no es así. También hay que tener en cuenta que los tiempos de una producción artesanal no son los mismos que los de un vivero enorme.

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