Vivero de Lobos: exportadores de plantas

Vivero de Lobos combina tradición y tecnología para producir árboles y arbustos con el objetivo de venderlos en el exterior. Su experiencia en la comercialización, en lugares como Europa y Asia. Habla Micaela Proietto.

Micaela Proietto. Foto: gentileza de Vivero de Lobos

Nuestro vivero, productor de plantas ejemplares y semiejemplares ornamentales de exterior, nació en 1946. Desde sus comienzos, tuvo el deseo de crecer sin perder el espíritu familiar. En la actualidad, nos especializamos en árboles, arbustos, palmeras y coníferas. Dirigimos nuestro propósito a ofrecer plantas listas para ser disfrutadas durante todo el año, nos dice Micaela Proietto encargada del marketing y la comunicación de Vivero de Lobos.

Cultivamos las plantas en el suelo, pero luego, en su última etapa, las colocamos en un sustrato orgánico y liviano de producción propia. Así, el cliente no depende de la época para plantarlas. Este sistema favorece un buen desarrollo radicular y garantiza resistencia, vigor y adaptación.

¿Qué es lo primero que observa una persona cuando llega al vivero?

Un paisaje verde, cuidado, donde conviven filas prolijas y simétricas de ejemplares grandes con rincones más silvestres. Según la época del año, se advierte mayor movimiento de maquinarias, chatines, tractores, cargas… Hay mucho trabajo, pero también una sensación de paz. La tierra está viva y se nota. Invita a cualquier persona a querer agarrar el mate y salir a recorrerlo.

¿Qué cambios incorporaron en los últimos años para adaptarse al mercado?

Implementamos mejoras en producción, enmacetado, preparación y entrega. Aspiramos a que el cliente viva una experiencia completa, y que nuestros equipos trabajen con herramientas adecuadas. La tecnología, la maquinaria y la comunicación digital fueron aliadas fundamentales.

¿Qué tareas siguen haciendo a mano y cuáles fueron mecanizadas?

Mecanizamos el arranque, el podado y gran parte del riego. Sin embargo, la selección, el seguimiento sanitario y el cuidado fino continúan realizándose manualmente. No hay máquina que reemplace el ojo entrenado.

¿Cuál fue la planta que les costó sacar adelante y hoy les da orgullo ofrecer?

Podríamos decir que algunas especies de plantas nativas: llevarlas a plantas semiejemplaras y ejemplares. Es un proceso que implica tiempo. Y es importante entenderlas y conocerlas. Cada una tiene sus plazos.

Háblanos sobre las exportaciones que realizan.

Exportamos a Europa, Asia y a países vecinos como el Uruguay. Las más solicitadas suelen ser palmeras y árboles nativos, aunque el mercado va marcando tendencias.

Esta actividad se realiza siguiendo estrictamente las normativas fitosanitarias que exige cada país, con el acompañamiento del SENASA.

¿Qué aprendieron del vínculo con clientes internacionales?

Nos obligó a ser más precisos, a comunicar mejor, a entender otras formas de trabajo y de comercialización. Y nos hizo valorar lo que tenemos: muchas veces, lo que para nosotros es cotidiano afuera se valora muchísimo.

Vivero de Lobos. Foto: gentileza de Vivero de Lobos

¿Tuvieron alguna exportación difícil o curiosa?

De ese sector se encarga mi hermana Antonela (Proietto). Ella me cuenta sobre dos exportaciones que hizo el vivero y no se olvida más.

La primera, con unos Gingko que teníamos que mandar a Taiwán. Había requisitos muy precisos en cuanto a la preparación de las plantas y los factores climáticos. Nos pidieron que laváramos completamente las raíces. Por lo tanto, preparamos todo el equipo de trabajo. Había que realizarlo por la noche, y, además, vino una comitiva de ese país a supervisar el trabajo. ¡Esa noche diluvió! Literalmente, todos los integrantes del vivero estaban lavando raíces.

La otra historia trata de cuando nos compraron un palo borracho que tenía nueve metros de diámetro. Entonces, necesitamos usar un contenedor completamente abierto y emplear eslingas de mil maneras diferentes, podríamos decir. El equipo de preparación del vivero y los compradores tuvieron que ir hasta el puerto para terminar de ajustar la planta allá, a fin de que estuviera en condiciones de hacer el viaje.

¿Qué desafíos enfrentan en la logística nacional?

Encontrar transporte adecuado para plantas grandes y, también, que quienes las manipulen sepan tratarlas como seres vivos. No es una mercadería cualquiera: cada planta viaja con su historia y su fragilidad.

¿Qué rol tienen las certificaciones y normativas en su modelo de trabajo?

Respetamos todas las normativas, especialmente las del SENASA. Consideramos que mantener la sanidad de las plantas, del suelo y del entorno es nuestra responsabilidad. Las certificaciones de calidad también son una decisión estratégica: nos representan y respaldan.

¿Cómo han hecho para adaptarse a los cambios de la Argentina?

La clave para crecer frente a escenarios políticos y económicos tan cambiantes ha sido estructurarnos en sectores que se equilibran, pero funcionan de forma independiente. Analizamos el clima, la economía y el contexto social antes de tomar decisiones. También confiamos en la visión de nuestro fundador, en el proceso, en los errores. La fe, la paciencia y la mejora continua fueron pilares.

¿Qué legado sienten que llevan adelante?

El amor por la tierra y el respeto por el trabajo bien hecho y por quienes realizan esta tarea. Si hoy pudiéramos hablar con esa primera generación que comenzó todo en 1946, creo que nos dirían que siguiéramos cuidando las raíces. Las de las plantas y las nuestras, siempre con el corazón y con la fe.

IGOTY 2026

Los Premios al Productor Internacional del Año (IGOTY) fueron lanzados por la Asociación Internacional de Productores Hortícolas (AIPH) y la revista FloraCulture International en 2009. Reconocen las mejores prácticas en producción de plantas ornamentales y flores de corte de todo el mundo.

Vivero de Lobos fue nominado para la categoría Plantas y Árboles terminados.

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