Plantas parásitas: qué son y cómo actúan

Dentro de la diversidad de formas de vida vegetal, algunas especies han desarrollado modos de subsistencia que difieren notablemente del modelo autotrófico clásico. Tal es el caso de las plantas parásitas y hemiparásitas. Estas establecen relaciones de dependencia directa con otras plantas para obtener parte o la totalidad de los recursos necesarios para su desarrollo.
Cómo funcionan las plantas parásitas y hemiparásitas: mecanismos y adaptaciones
Las plantas parásitas se caracterizan por desarrollar órganos especializados, denominados haustorios. Tales estructuras les permiten penetrar los tejidos del hospedador e interceptar el flujo de agua, de sales minerales y, en ciertos casos, de sustancias orgánicas elaboradas.
Se distinguen dos grandes grupos:
Holoparásitas o parásitas verdaderas: son completamente dependientes del hospedador, ya que carecen de clorofila y, por lo tanto, no realizan fotosíntesis. Un ejemplo emblemático es la Cuscuta. Esta planta, de tallos amarillos o anaranjados, sin hojas, se enrolla sobre hierbas y arbustos, y forma una masa enmarañada característica.
Hemiparásitas: presentan clorofila y, en consecuencia, realizan fotosíntesis. Sin embargo, requieren absorber agua y nutrientes minerales desde el hospedador, a través de los haustorios. Este tipo de parasitismo es frecuente en especies como Viscum album (muérdago), que se desarrolla sobre ramas de árboles leñosos, sin necesidad de contacto con el suelo.
Impacto ecológico de las plantas parásitas: beneficios y riesgos
Si bien estas plantas pueden debilitar a sus hospedadores, también cumplen funciones ecológicas relevantes: ofrecen refugio y alimento a diversas especies de insectos y aves, y participan en relaciones simbióticas complejas.
Desde un enfoque aplicado, su presencia en cultivos o espacios verdes puede implicar una merma en el rendimiento vegetal, por lo que resulta fundamental su identificación temprana y una gestión adecuada de su manejo. En cambio, en sistemas naturales, su rol ecológico puede justificar su conservación.
Sobre el autor

Economía & Viveros

