Día Nacional del Árbol: viveros sanos para multiplicar especies nativas
Una fecha que año a año se afianza más en la cultura argentina. Las palabras del SENASA en torno a ella y un compromiso compartido entre este el Organismo, los viveristas y el público.

Cada 29 de agosto, la Argentina celebra el Día Nacional del Árbol. Una fecha que invita a valorar la importancia de la forestación y el cuidado de nuestras especies arbóreas nativas. Para quienes trabajamos en viveros, esta jornada es también un recordatorio del papel central que tenemos en la producción de plantas sanas y de calidad, capaces de sostener proyectos de restauración, arbolado urbano y conservación de la biodiversidad.
Los árboles cumplen múltiples funciones ambientales y sociales. Entre otras, absorben CO₂, regulan la temperatura en las ciudades, mejoran la calidad del aire, ofrecen hábitat y alimento a la fauna, y protegen los suelos y los recursos hídricos. Pero, además, cada ejemplar producido en un vivero representa una apuesta al futuro: la posibilidad de que comunidades, municipios y productores cuenten con árboles nativos que fortalezcan su identidad y su entorno.
El aporte de los viveros
La Argentina posee una gran diversidad de especies nativas. Todas enriquecen sus paisajes: desde los lapachos y algarrobos del norte, pasando por los espinillos de la región pampeana, hasta las lengas y araucarias de la Patagonia andina. Conservar y multiplicar estos árboles requiere de viveros comprometidos con la sanidad vegetal, ya que las plagas y enfermedades representan una de las principales amenazas para su desarrollo y permanencia.
En este camino, el Programa Nacional de Sanidad de Material de Propagación, Micropropagación y/o Multiplicación Vegetal del SENASA constituye una herramienta clave. A través de la vigilancia fitosanitaria, los controles en viveros y el uso del Documento de Tránsito Vegetal electrónico (DTV-e), el organismo asegura la trazabilidad y el movimiento seguro de plantas en todo el país.
El Programa cumple un rol central en la prevención y el control de plagas que pueden afectar la producción y el ambiente, asegurando que los viveros trabajen bajo condiciones fitosanitarias adecuadas. Esto adquiere especial relevancia cuando se trata de especies autóctonas, cuya propagación resulta esencial para fortalecer corredores biológicos y conservar la biodiversidad, explica Hernán von Baczko, coordinador del Programa.
El valor del ceibo y otras especies emblemáticas
Un ejemplo es el ceibo, flor nacional argentina y símbolo del Litoral, que, además de su belleza, aporta sombra, refugio para aves y protección de riberas. Su propagación bajo estándares fitosanitarios contribuye a que lleguen a municipios y proyectos de forestación urbana ejemplares sanos y de calidad, señala Julián Jezierski, referente de vigilancia fitosanitaria del SENASA y especialista en ornamentales.
Compromiso compartido
La producción de árboles nativos sanos no solo fortalece la conservación de ecosistemas, sino que también mejora la calidad de vida en las ciudades, promueve la adaptación al cambio climático y potencia el arraigo cultural de cada región.
En el Día Nacional del Árbol, el SENASA y los viveros del país reafirman su compromiso conjunto: producir, proteger y multiplicar especies nativas para que sigan siendo parte del paisaje, la identidad y la vida de las próximas generaciones.
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