Adiós al INTA que conocemos
IMÁGENES DE NUESTRA FLORICULTURA Directores del INTA rechazan el Decreto 462/2025, que elimina su autarquía. Denuncian que no es modernización, sino debilitamiento de una institución fundamental para el desarrollo productivo y científico.

Modernizar no es destruir. Transformar no es arrasar. Gobernar no es imponer.
Los directores de Institutos de Investigación y Estaciones Experimentales Agropecuarias de INTA, nos plegamos a lo declarado por la matriz nacional, en virtud de que el Decreto 462/2025 publicado en el Boletín Oficial de la Nación, el 8 de julio de 2025, elimina la autarquía del INTA y lo subordina a la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. Bajo el discurso de “modernización”, se concentrará el poder en una sola figura designada políticamente, el presidente de la institución, eliminando su estructura participativa y federal. Esto no es modernizar: es centralizar, debilitar y poner en riesgo una institución estratégica para el desarrollo de la Nación.
Desde su creación en 1956, el INTA ha atravesado contextos políticos diversos. Sin embargo, con más o menos herramientas, siempre se sostuvo en el cumplimiento de la misión para la que fue creado: “impulsar la innovación y contribuir al desarrollo sostenible de un sistema agroalimentario competitivo, inclusivo, equitativo y respetuoso del medio ambiente. Esto lo logra a través de la investigación, la extensión, el desarrollo de tecnologías, el aporte a la formulación de políticas públicas y la articulación y cooperación nacional e internacional” (PEI 2015–2030).
Logró el cumplimiento de esta misión, sosteniéndose sobre cuatro pilares fundantes:
- Investigación y extensión integradas en una misma institución (lo que le da una característica única respecto de otros organismos similares en el mundo).
- Presencia territorial en todo el país, aun en los lugares más recónditos de la Argentina.
- Gobernanza participativa, federal y público-privada (que le da una identidad propia a cada región sin perder la unidad).
- Concursos públicos para acceder a cargos técnicos y de conducción (le otorga transparencia y calidad).
Dichos pilares garantizan una agenda cercana al territorio, con respuestas tecnológicas pertinentes, articulación con el sistema científico y un fuerte control social.
Este decreto, con excusas de “modernización”, viene a destruir desde los cimientos la constitución de esta institución de ciencia y técnica, estratégica para la innovación productiva, la soberanía tecnológica y el desarrollo local, como la de muchos otros organismos del Estado.
Propone en sus artículos una conducción centralizada, vertical, que elimina la autonomía institucional, al modificar la composición y representatividad del Consejo Directivo, excluyendo a representantes del sistema científico y organizaciones del sector agropecuario, y concentrando la mayoría de las decisiones en manos del gobierno de turno. Esto elimina la posibilidad de sostener líneas de trabajo y políticas públicas estables, independientes de los vaivenes políticos.
Reducir el INTA a una oficina dependiente del Poder Ejecutivo es ignorar su historia, su valor estratégico y el consenso social que lo respalda. Implica romper con la continuidad de políticas públicas esenciales para el desarrollo agropecuario, la innovación tecnológica, las economías regionales, la soberanía alimentaria y la sustentabilidad.
Llamamos a reflexionar sobre el impacto de esta medida. Argentina necesita instituciones públicas sólidas autónomas, con presencia territorial y visión de largo plazo.
La carta fue firmada por los directores de institutos —como María Silvina Soto (Instituto de Floricultura del INTA)— y de las Estaciones Experimentales Agropecuarias del INTA.
Sobre el autor

Economía & Viveros


Publicaciones relacionadas

Reino Unido: Floricultura post Brexit

Ciclo de Paisaje & Diseño
