Tal vez este trabajo que pasaré a contar no sea el primero que realicé, porque mis padres eran propietarios de un vivero y desde muy chica tuve alguna actividad en parques y jardines, pero sí fue el primero en el que un cliente me encargó una tarea como profesional para que diseñara y ejecutara una obra de paisaje.
Mientras cursaba la licenciatura en Planificación y Diseño del Paisaje, junto con una compañera de la facultad, publicamos un pequeño aviso en una revista de difusión masiva que trataba sobre diseño. Tuvimos la respuesta de una persona que buscaba que alguien realizara “un jardín de categoría”, por un precio módico, en una parcela que, creo, era de una hectárea.
Estaba cerca de Luján, y en esa fracción de paisaje, le hicimos un camino de acceso serpenteante, rodeado de árboles, con una rotonda muy cerca del acceso a la vivienda. Dividimos en dos el gran parque con un macizo de arbustos con flores blancas; hicimos un pequeño lago y también recuerdo el hecho de solicitar por primera vez equipos de tierra, trabajar con una minipala mecánica que tenía una especie de taladro para hacer los hoyos de plantación. A la vez, pedimos prestado a la cátedra de Topografía unos cuantos elementos que usamos para replantear el diseño que habíamos pensado para el lugar; notamos el cambio de colores en el suelo al realizar los pozos de plantación y nos dimos cuenta de que en una fracción tan chica de paisaje podía haber tanta variedad en el suelo. Trabajamos con plantas de gran porte, con máquinas y herramientas que nunca habíamos utilizado, con gente que llevábamos desde Capital. Aprendimos mucho en poco tiempo.
Lorena Allemanni (38), Lic. en Planificación y Diseño del Paisaje.
loreallemanni@yahoo.com.ar