Imprimir

Enviar por E-mail

Cambiar tamaño

Enviar comentario

Mariana Rossi

Viví mi infancia en un campo de la zona de Tandil, en la época en que no había televisión ni mucho menos Internet. Hija única y sin la vecinita de enfrente para ir a jugar. Dicen que no hay mal que por bien no venga…

Desde muy chica me interesó la tierra y la siembra en particular; sentía que era algo mágico y que con los recursos que tenía a mano y mi escasa edad podía tener realizaciones sin necesitar de terceros.

Desde los 12 años o antes, comencé a sembrar árboles, que fueron los que más me atraparon; los primeros fueron pino piñonero, ciprés, eucalipto, araucarias, eran las semillas de los árboles que tenía en casa y recolectaba. Más tarde llegaron los robles, de los que me volví compulsiva. En esa época no tenía bibliografía para consultar, así que todo lo que experimentaba era prueba y error. Lo único a mi alcance eran unos muy viejos ejemplares de Almanaque Peuser del Mensajero, con información sobre épocas de siembra, entre las diversas temáticas que trataban.

Así mi producción comenzó a aumentar: todo envase que se liberaba en la casa terminaba en maceta. Luego tuve que comprar las bolsitas negras de vivero, porque en razón de la cantidad de plantas que generaba, no daba abasto el reciclado hogareño. De esa manera, se armó mi viverito.

Un día llegó un señor que “se enganchó” con la onda de lo exhibido y me propuso comprar toda la producción una vez al año, y así sucesivamente. Él era propietario de una empresa que regalaba para el Día del Amigo uno de mis árboles a sus clientes. Ese fue mi primer trabajo.

Luego, cuando tenía que decidir qué estudiar, me lancé sin dudarlo a ingeniería agronómica, pero, aunque la tierra y el campo me seguían gustando, había algo que me faltaba, así descubrí el paisajismo, que tenía una veta mucho más artística, que era lo que estaba buscando.

Estudié en la escuela Pampa Infinita, ya que para ese entonces tenía la Guía completa de diseño de jardines, de John Brookes, y me gustaba mucho su estilo. Así que, cuando me enteré de que había abierto en la Argentina, fui.

Ya cuando estaba terminando de estudiar y pensando en volverme al campo y a hacer jardines, me llamaron de la revista Jardín para trabajar allí. En ese momento, no pensaba quedarme en Buenos Aires, pero dije que sí y me instalé. Ya pasaron doce años que trabajo ahí, en donde comencé como asistente y recientemente, soy directora editorial. Además, realizo jardines y asesoro grupos de jardinería.

Mariana Rossi (37), paisajista
rossimariana10@gmail.com