Sequía y ola de calor

Consultamos a técnicos investigadores del INTA y cultivadores de plantas ornamentales y flores de corte para actualizar la información sobre qué está pasando con estas producciones.

Hace unos meses, el Gobierno informó que, como consecuencia del déficit de precipitaciones, declaraba el estado de emergencia hídrica en las provincias de Formosa, Chaco, Corrientes, Santa Fe, Entre Ríos, Misiones y Buenos Aires.

Sumado a esta situación, el Servicio Meteorológico Nacional anunció que en la segunda semana de enero se vivió una ola de calor que fue récord histórico. Un ejemplo de esto fue la temperatura alcanzada en Buenos Aires: 41.5 °C (segunda máxima histórica detrás de los 43.3 °C de 1957).

Flores de corte

En referencia a la extrema ola de calor de la segunda semana de enero, en el caso de las flores de corte, podemos decir que la situación es bastante problemática ya que es muy difícil bajar la temperatura del invernáculo.  Entonces, como las flores y los frutos, que son órganos que sufren mucho las consecuencias del calor, porque -entre otros motivos- no tienen tantos estomas por unidad de superficie como las hojas, cuando la temperatura es muy elevada, empiezan a manifestar problemas de falta de calcio, explica la Ing. Agr. Paula Amoia (INTA). Como consecuencia de esto, los bordes de los pétalos comienzan a  marchitarse y a necrosarse. Así que en las próximas semanas podría observarse este tipo de daños en el cultivo, además del típico “quemado” de hojas y flores.

Además, en la zona sur del Área Metropolitana de Buenos Aires, uno de los principales ámbitos productores de flores de corte, se ha observado,  históricamente el descenso de las napas. Esta situación ha acarreado inconvenientes productivos en los lugares en donde se extrae agua para el consumo humano, porque dicha demanda entra a competir con los cultivos. Hubo años en que las napas bajaron tanto que los productores se quedaron sin agua, y debieron profundizar las perforaciones.

Un tercer problema de esta zona es la provisión de energía eléctrica. Recordemos que las áreas periurbanas y rurales de La Plata y alrededores son abastecidas por cooperativas energéticas. Por lo tanto, el costo de este insumo (empleado, principalmente, para el riego y las cámaras de frío donde se almacenan las flores) es más elevado. Sumado a lo anterior, los problemas de cortes del suministro por distintos motivos, especialmente en épocas de mayor consumo eléctrico, han llevado a varios productores a optar por tener su grupo electrógeno, dado que esta problemática existe desde hace bastante tiempo.

En los últimos días de enero, una serie de tormentas de variada intensidad  trajeron algo de alivio a esta región. Sin embargo, algunas zonas fueron afectadas por fuertes vientos que causaron roturas de polietilenos y estructuras de invernáculos. Los floricultores observaron que este tipo de tempestades (causantes de daños a cultivos y estructuras) son cada vez más comunes.

Plantas cultivadas en el suelo

La situación es bastante alarmante en la producción a campo (falta de lluvias), nos cuenta el Téc. Adolfo Heguiabeheri (INTA). Las plantas no cuentan con el desarrollo que deberían tener. Y, como intervención,  aquellas especies que deben ser injertadas en las próximas semanas (por ejemplo, la rosa), han comenzado a ser regadas, dado que, si no se desprende la corteza, no se puede llevar a cabo esa práctica. A su vez, los plantines también están incluidos en la lista de riego, porque, al ser ejemplares tan pequeños, la falta de agua podría acabar con ellos. El riego se hace de forma muy rudimentaria: un tractor que arrastra un tanque con agua, que se va arrojando sobre la fila de cultivo. Sobre la base de esta información, podemos señalar que no sería extraño que la temporada de terrón llegara con plantas de pequeño porte.

Por otro lado, en referencia a los cultivos en contenedores, en la mayoría de los casos, estos cuentan con un sistema de riego; por lo tanto, no se han reportado grandes problemas en cuanto a su desarrollo. Sin embargo, se ha informado que, en algunos casos, determinados ejemplares sensibles a las altas temperaturas (como las coníferas), a pesar de ser cultivados en contenedores y contar con riego, se han visto perjudicados por la histórica ola de calor.

Corresponde aclarar que, en ciertas zonas, se ha observado bajada de las napas (zona oeste de Buenos Aires). Como consecuencia de lo anterior, en sitios concretos fue necesario agregar cañería a la bomba de extracción de agua.

Si bien al cierre de la edición se produjeron algunas lluvias en zonas del AMBA y San Pedro (Buenos Aires), los consultados observaron que las precipitaciones no revierten estas situaciones.

• Experiencia: Vivero Rossi

No tenemos certeza sobre cómo se inició el fuego. El problema que podemos referir fue que alrededor de nuestro campo había cosecha de mijo y quedó el barbecho (unos 40 cm de paja seca), y de ahí avanzó el fuego, contó Omar Rossi, quien tiene su vivero en Merlo (Buenos Aires). Calculan que se incendiaron unas tres hectáreas (de las seis que posee este campo).

Se quemaron tilos, álamos, fresnos, buxus, laurentinos… En el caso de las coníferas (smaragd, Doly, Erecta aurea), no quedó nada. Y eso que el campo estaba limpio (no había pasto). Tal como les relato: el fuego avanzó desde los campos de al lado, favorecido por las elevadas temperaturas y el fuerte viento, formando “lenguas” que hacían que, a los cinco metros, se prendiera otro foco.

Es de hacer notar que trabajaron dos dotaciones de bomberos. Además de verse afectado este cultivo de plantas ornamentales, el incendio perjudicó a otras producciones de la zona y el jardín de una casa quinta.