Siempre fui muy entusiasta. Quizá por esa razón, si la gente conocida vendía algo que a mí me atrajera, podía llegar a ser de una gran ayuda en el cometido, porque inmediatamente, transmitía, al posible comprador, las ganas de llevarse el producto.
Mi primer trabajo relacionado con las ventas llegó cuando un amigo de la familia me ofreció que vendiera sus muebles (muy lindos y de moda); así es que se los comercialicé entre los allegados a mi entorno.
Después, encaré un desafío un poco más complejo y vendí parcelas de terrenos parquizados durante dos años. Más tarde se inició en mi vida ¡la etapa de la repostería! Luego de que mi hermana y mi madre me regalaran un curso de repostería europea, ingresé en esa actividad: las tortas eran netamente artesanales. Fueron siete años intensos.
Más adelante, interesada en cambiar mi rumbo laboral, empecé a trabajar en una radio vendiendo espacios de propaganda. Al mismo tiempo, tuve la oportunidad de iniciarme en la venta de publicidad gráfica en los diarios zonales (pero solo me dedicaba a las grandes cuentas).
Corrieron algunos años, ya trabajaba en dos medios gráficos, cuando recibí el llamado de la revista Jardín. A partir de ese día (y ya hace veintiún años), es parte de mi vida.
María José Noguer, ejecutiva de cuentas de la revista Jardín.
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