Hice mi primera experiencia laboral a los diecinueve años en una librería, en la que trabajé durante doce meses. Fue un enamoramiento: desde muy chica pinto óleos, entonces, estar en ese período de mi vida entre los pasillos de una artística fue una situación ideal. Después de cumplir los veinte, fui madre y me dediqué a mis hijos por unos años.
Luego, a mis veintiocho, decidí estudiar jardinería y paisajismo; ahí encontré mi lugar en el mundo. El ámbito donde puedo ser yo, en el que todos llegamos llenos de amor por la tierra. La jardinería (en el paisajismo) me llevó a lugares de crecimiento personal (me considero una eterna aprendiz).
Como paisajista tuve la posibilidad de desarrollarme profesionalmente en una sociedad, a través de la cual logré llevar a cabo grandes trabajos particulares diseñando y ejecutando mis obras.
Hace dos años, formé parte del diseño del Centro Educativo Ambiental, para el Municipio Tres de Febrero. En la actualidad, integro este proyecto impartiendo educación ambiental; en esta área, dicto talleres de jardinería y huerta, y además procuro, a partir de la enseñanza, que se revaloricen los árboles nativos.
Carolina Vivas (38), paisajista.
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