Invernadero: manejo de la temperatura

Te contamos cómo aumentar la temperatura de los invernaderos a través de su cubierta y por medio de la calefacción usando agua caliente o gas. Por Juan de Lojo y Libertad Mascarini*

Las plantas tienen requerimientos específicos de temperaturas asociados al nivel de radiación y de humedad relativa ambiente. El manejo de la temperatura dentro del invernadero es complejo y requiere de bases científicas y conocimientos prácticos para realizarlo de manera eficiente.

Si se trata de aumentar la temperatura, lo más sencillo es recurrir a algún sistema de calefacción, pero no siempre la rentabilidad del cultivo justifica su uso. Hay pasos previos y/o simultáneos al empleo de la calefacción, que ayudan a aumentar la temperatura sin costos elevados. Se basan en reducir las pérdidas de energía del invernadero. Estas se producen a través de la cubierta, de las ventanas y del suelo; y las mayores pérdidas se suceden a través de la cubierta del invernadero.

Reducción de pérdidas de calor a través de la cubierta del invernadero

La mayor pérdida de calor se produce a través de la cubierta del techo del invernadero, a la que se suman las que se producen a través de las paredes.

Estas pérdidas de calor se pueden reducir:

1. Empleando materiales de cubierta que limiten las pérdidas de radiación infrarroja (onda larga, calórica) tal como el polietileno térmico. El espesor a utilizar será de 150 a 200 micrones, según la zona donde se instale el invernadero.

2. Minimizando los efectos del viento exterior: protección con cortavientos. Estas cortinas deberán ser de altura superior a la de los invernaderos y de tipo semipermeable a fin de aumentar la distancia de protección y evitar turbulencias de aire. De esta forma, la distancia de protección es de 15 a 20 veces su altura.

3. Reduciendo las pérdidas de calor a través de las cubiertas por medio de doble pared y/o doble techo. La capa de aire que se forma entre las dos láminas de polietileno actúa como aislante y reduce la transmisión de calor.

4. Empleando pantallas térmicas móviles (de material aluminizado u otros) que se despliegan durante la noche.

Aquí tenemos que contemplar la condensación de humedad ambiente tanto en la cubierta simple como en la doble pared y/o techo. Para lograr que las gotas de condensación se deslicen por el techo, en lugar de caer sobre el cultivo, se debe dar una inclinación al techo y/o doble techo de entre 20 a 25º. Esta inclinación es también recomendable para aumentar la captación de radiación solar y, además, facilitar el deslizamiento del agua de condensación sobre la cubierta.

Aumento de temperatura por calefacción

De acuerdo con los requerimientos del cultivo y los objetivos del floricultor, los aportes de calor para elevar la temperatura del invernadero pueden efectuarse en la parte aérea, en la parte radicular o en ambas. La elección del método de calefacción a utilizar dependerá del requerimiento del cultivo, de los costos de producción y de la rentabilidad del cultivo que se realizará.

• Calefacción por aire caliente:

El sistema de calefacción más sencillo y económico es por aire, en el cual la transmisión de calor es por convección. Este incluye desde el método artesanal de quemar leña o carbón en tambores hasta el uso de generadores de aire caliente. Estos queman un combustible y calientan el aire, el que es forzado a circular en el invernadero.

Si la combustión es directa, los gases de la combustión son enviados dentro del invernadero por lo que el combustible debe ser ‘limpio’, con menos del 0.03 % de azufre, dado que una mayor concentración de este elemento será tóxica para el cultivo.

Los generadores de aire por combustión indirecta expulsan los gases al exterior, pero es importante controlar que no haya fugas de gases de combustión en los tubos de escape de los mismos, ya que podrían dañar los cultivos.

Para distribuir el calor generado por el equipo, se recomienda realizarlo a través de mangas de polietileno perforadas. Los tubos no deberían superar los 50 m de longitud; es recomendable 30 m. La superficie total de perforaciones en el tubo debe ser de 150 a 200 % de la  sección del tubo.

• Calefacción por agua caliente:

Este sistema es más caro, pero también, más eficiente y homogéneo. Tiene mayor inercia térmica, lo que hace que, ante un desperfecto técnico, se mantenga por más tiempo la temperatura lograda en el invernadero.

El elemento calefactor es un tubo por el que circula agua caliente provista por una caldera externa al invernadero. La superficie caliente del tubo disipa calor por radiación y el aire del ambiente se continúa calentando por convección (calderas y caños de distribución del agua caliente). Estos últimos son muy eficaces si se trata fundamentalmente de calefaccionar el suelo o el sustrato del cultivo. Se adaptan bien para el cultivo de plantas en contenedor de interior, para mesadas dedicadas al enraizamento de esquejes, etc

Además, se puede recurrir a reducir el volumen del aire del invernadero a calefaccionar con un doble techo a nivel de las canaletas. Este hace que el calor, al ser emitido al ambiente, se distribuya en un volumen menor, y ello produzca un mayor aumento de temperatura en menor tiempo y con menores gastos de calefacción. Pero, si el doble techo no tiene pendiente adecuada, la condensación de humedad en el polietileno caerá sobre el cultivo aumentando los riesgos de enfermedades fúngicas. Además, disminuyen la entrada de luz solar al invernadero, por lo que se recomienda utilizar polietileno limpio, de poco espesor (50 micrones),  y no reutilizarlo por más de dos campañas. Y también, es aconsejable quitarlo cuando no sea necesario calefaccionar más el cultivo.

El tiempo de respuesta de la calefacción en un sistema de agua caliente es de unos 40 a 60 minutos, mientras que en un sistema de aire caliente, se reduce a 10 minutos.

Otros métodos

Existen otros métodos de calefacción, como por ejemplo, los sistemas por rayos infrarrojos, que son tubos calentados a alta temperatura (250-375 ºC). Estos emiten radiación infrarroja que calienta las plantas. Pueden ser a gas o a electricidad, pero actualmente, son poco empleados.

En general, la temperatura óptima de un cultivo depende, a su vez, del nivel de radiación solar y del contenido de CO2 en el aire del invernadero, factores que determinan el nivel de fotosíntesis del cultivo. Si las temperaturas son inferiores a las óptimas, habrá menor cantidad y calidad de producción. También hay que considerar la diferencia de temperatura entre el día y la noche (DIF), dado que influye en distintos aspectos del crecimiento como la elongación de entrenudos o elongación del tallo, aumentándolos con DIF + (mayor temperatura de día que de noche). Pero el manejo de la calefacción y del cultivo debe operarse con criterios económicos, siempre adecuándose a las necesidades del cultivo, la rentabilidad del productor y el cuidado del ambiente.

* Ing. Agr. Juan de Lojo, docente a cargo de la asignatura “Estructura y equipamientos para floricultura”, correspondiente a la Tecnicatura Universitaria en Floricultura de la UBA. Directora: Ing. Agr. M Sc. Libertad Mascarini

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