María Alejandra Fernández Basualdo

Al terminar el colegio en la Ciudad de Formosa, me mudé a Buenos Aires para estudiar arquitectura en la UBA. En tanto, siempre aprovechaba para tener ocupaciones temporales. No obstante, mi verdadero primer trabajo fue en un estudio de arquitectura, cuando, en un inesperado suceso, pierdo a mi papá -un pilar en mi vida-. Entonces, también tuve que abandonar la carrera.

Pasar por el estudio de arquitectura me permitió aprender mucho y a la vez me incentivó a retomar la Facultad. Como no pude organizar los tiempos para cursar y trabajar, necesité cambiar de actividad -fui camarera-.

En cuanto al interés por los espacios verdes, reconozco que ya se me había despertado en el inicio de los estudios universitarios. Incluso, me había dado cuenta de que este tema me llamaba más la atención que a mis compañeros. Como consecuencia, cuando estaba por reanudar la carrera, al darme cuenta de que tenía pocas materias que cursar, decidí hacer algo más, y ahí fue cuando comencé también a estudiar paisajismo.

Entonces, mi primer trabajo como paisajista fue de diseño y dirección de obra para un particular, el cliente ideal que me permitió crear y complementar mis conocimientos de paisajismo y de arquitectura.

Actualmente me desempeño como paisajista en Buenos Aires y en Entre Ríos, además de estar culminando la carrera de arquitectura. Y siempre, en la búsqueda de fusionar mis dos pasiones: el paisajismo y la arquitectura.

María Alejandra Fernández Basualdo (31), paisajista.
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