Riego en cubiertas verdes: criterios técnicos

Para paisajistas y empresas de riego, el diseño de un sistema eficiente en cubiertas verdes es clave para reducir reclamos y costos de mantenimiento. Formas de tener menos fallas de implantación y una menor reposición de plantas.

YPG (Wei Ingeniería). Foto: gentileza de Wei Ingeniería

Las cubiertas verdes —también llamadas techos o terrazas verdes— se consolidan como una herramienta fundamental para el desarrollo urbano sostenible. Pueden instalarse sobre estacionamientos subterráneos, terrazas de edificios y techos de viviendas, tanto en superficies horizontales como inclinadas. Su objetivo es que la vegetación se naturalice y dependa cada vez menos de la intervención humana, y mantenga, al mismo tiempo, funcionalidad y valor estético.

En este contexto, la gestión del riego es determinante: una cubierta verde mal regada se vuelve más costosa de mantener, menos resiliente y, a la vez, pierde parte de sus beneficios ambientales y comerciales.

Rol del riego en la sostenibilidad de la cubierta

En una cubierta bien diseñada, el riego debe asegurar la implantación inicial de la vegetación y luego se debe ir reduciendo de manera progresiva, hasta quedar limitado a situaciones de sequía o altas temperaturas excepcionales.

El exceso de riego impide que las plantas desarrollen la rusticidad necesaria para sostenerse con menos agua y, además, favorece la aparición de especies no deseadas. Asimismo, aumenta la necesidad de desmalezado y de otros trabajos de mantenimiento.

Un diseño profesional busca, por lo tanto:

– Acompañar la etapa de establecimiento del cultivo.

– Fomentar sistemas radiculares profundos y resistentes.

– Minimizar consumos de agua, energía y horas de trabajo a mediano plazo.

Tipos de cubiertas verdes y sus implicancias de riego

En proyectos paisajísticos, suelen distinguirse tres grandes tipos de cubiertas, con demandas hídricas y de manejo diferentes.

* Cubiertas extensivas

Son sistemas ligeros, de bajo mantenimiento y con una selección de especies rústicas, capaces de naturalizarse con mínima intervención.

Ventaja principal: requieren riego inicial por goteo, que se reduce con el tiempo hasta ser necesario solo en períodos de sequía.

 – Aplicación típica: áreas de difícil acceso o proyectos que prioricen la función ecológica por encima del uso recreativo.

* Cubiertas semiextensivas

Combinan cierta flexibilidad de diseño con una intervención controlada. Esto permite una mayor diversidad de especies, sin alcanzar la complejidad de una cubierta intensiva.

Ventaja principal: equilibrio entre estética, funcionalidad y mantenimiento.

Aplicación típica: proyectos que buscan obtener más diversidad de plantas, pero con una estructura y un presupuesto de mantenimiento moderados.

* Cubiertas intensivas

Son las más versátiles y pesadas; admiten diseños elaborados, mayor espesor de sustrato y usos recreativos o deportivos.

Ventaja principal: son comparables al paisajismo de un jardín sobre terreno natural, en el cual la gama de posibilidades es prácticamente ilimitada. Suelen ser multifuncionales y transitables.

Aplicación típica: proyectos urbanos de alta carga estética y funcional, con circulación de personas y uso frecuente del espacio.

Selección del sistema de riego en cubiertas verdes

Las cubiertas suelen estar expuestas al viento y a condiciones de mayor evaporación que el suelo a nivel de calle.

Por ello, el sistema más utilizado es el riego automático localizado (goteo), que permite:

– Aplicar el agua de manera lenta y localizada.

– Reducir pérdidas por deriva y escurrimiento superficial.

– Optimizar el consumo y la distribución uniforme del agua.

En algunos casos específicos, puede justificarse el uso de aspersión o difusión. No obstante, la tecnología actual permite resolver la mayoría de los proyectos con riego localizado; incluso, en cubiertas más exigentes, siempre que el diseño hidráulico sea adecuado.

Automatización y control del riego

En proyectos profesionales, el riego de cubiertas verdes se gestiona de forma automática mediante programadores, válvulas y sensores. Esto hace que sea factible ajustar el aporte de agua a las necesidades reales del sistema.

Programadores de riego

Los programadores controlan la apertura y el cierre de las válvulas por sectores. En proyectos actuales, es habitual utilizar equipos con conexión a internet (wifi), que posibilitan:

– Programar y modificar el calendario de riego desde un ordenador o un teléfono móvil.

– Ajustar tiempos según estación, tipo de cubierta y comportamiento de la vegetación.

– Facilitar la gestión remota de múltiples cubiertas dentro de una misma empresa o cartera de clientes.

Existen modelos para diferente cantidad de zonas o estaciones, que se seleccionan según el tamaño y la complejidad del proyecto.

Válvulas solenoides

Sustituyen a las llaves manuales tradicionales y abren o cierran el paso de agua por indicación del programador. Se dimensionan según el caudal requerido (diámetros habituales: 1″, 1½”, 2″, 3″, etc.) y se agrupan en cuadros de válvulas accesibles para mantenimiento.

  • Novedad del mercado: una de las empresas líderes en riego ya tiene disponible en el mercado válvulas inalámbricas. Estas no requieren el uso de cables para su señal de apertura y cierre, y es posible instalarlas hasta 650 m de distancia del controlador.

Sensores de lluvia

Su función es interrumpir el riego cuando se registran precipitaciones suficientes. Se evitan, así, encharcamientos, pérdidas de agua y estrés por exceso de humedad. La mayoría de los modelos admiten regular el umbral de milímetros de lluvia a partir del cual se anula el riego programado.

Componentes eléctricos básicos del sistema

Los programadores se alimentan con tensión de red y luego envían señales de baja tensión hacia las válvulas y otros dispositivos. Para proteger los equipos y garantizar un funcionamiento seguro, es recomendable:

– Instalar un relé y un contactor adecuados al tipo de bomba de riego.

– Incorporar un guardamotor para proteger la bomba ante sobrecargas.

– Utilizar un estabilizador de tensión a fin de cuidar la electrónica del programador.

– Colocar una llave termomagnética cuyo amperaje se adapte a la potencia de la bomba, destinada al corte general de suministro del sistema.

Filtros

Todo sistema de goteo debe incluir filtros a la salida de la bomba o al inicio de cada sector de riego, para evitar la obstrucción de los emisores por partículas orgánicas o inorgánicas presentes en el agua.

Pueden emplearse elementos filtrantes de malla metálica (partículas orgánicas) o de discos/anillas (partículas inorgánicas). El diámetro del filtro se selecciona en función del caudal (m³/h) que deba filtrar.

Emisores de goteo

Los emisores utilizados en cubiertas erogan caudales bajos (en general, menores de 15 l/h), lo que permite trabajar con tuberías de diámetro reducido. Para su selección, deben considerarse tres factores principales:

– Caudal requerido según tipo de suelo, especie implantada y clima.

– Presión de trabajo disponible en la instalación.

– Sensibilidad a las obturaciones, relacionada con el diseño interno del emisor.

Los fabricantes suelen proporcionar curvas o tablas de relación caudal–presión, y rangos de presión recomendada.

Existen emisores autocompensados, con un diafragma interno que ajusta la sección de salida del agua y mantiene estable el caudal, aun cuando existan variaciones de presión en la red.

Tuberías de goteo con goteros integrados

Una opción muy utilizada son las tuberías de goteo con goteros integrados “en línea”, obtenidas durante el propio proceso de extrusión del tubo.

Sus ventajas principales son:

– Mayor resistencia a obturaciones.

– Alta precisión en el riego.

– Posibilidad de laterales más largos gracias a menores pérdidas de carga.

Las distancias entre emisores suelen ser de 0,30–0,33 m, con caudales frecuentes de 1,6; 2,0; 2,3 o 3,5 l/h por gotero, según el diseño hidráulico y el objetivo del proyecto.

Estas tuberías pueden utilizarse en forma superficial (canteros) o subterránea (césped, áreas expuestas al tránsito o al posible vandalismo). El esquema adecuado se elegirá de acuerdo con el proyecto de paisajismo.

Diseño del trazado de goteo en la cubierta

La distancia entre líneas de goteo depende del tipo de suelo, la pendiente y el clima local, debido a la forma en que se difunde y se distribuye el bulbo húmedo:

En suelos arenosos, el agua se pierde en profundidad: se recomiendan distancias más cortas entre líneas (0,15–0,20 m).

En suelos arcillosos, el agua se expande más en superficie: pueden usarse distancias mayores (0,30–0,40 m).

Como regla general, las líneas se instalan perpendiculares a la pendiente, cortando la bajada de agua para reducir el escurrimiento y lograr una distribución más homogénea.

Ajuste de tiempos de riego y estado hídrico del suelo

Una programación adecuada de los tiempos de riego es esencial para evitar:

– Encharcamientos y deriva del agua.

– Asfixia radicular y muerte por exceso de humedad.

– Estrés hídrico debido a riegos insuficientes.

El objetivo es que el sustrato se mantenga próximo a la capacidad de campo; es decir, a la cantidad máxima de agua disponible para las plantas, sin que se produzca saturación. El consumo hídrico de la cubierta depende del suelo y del clima del lugar: temperatura, humedad ambiente y precipitaciones son los factores de mayor incidencia en las necesidades de agua de las especies.

Conclusión: riego profesional para cubiertas verdes duraderas

En proyectos de paisajismo urbano, el riego de cubiertas verdes no es un accesorio, sino una pieza central del diseño.

Un sistema bien dimensionado y automatizado permite:

– Reducir el consumo de agua y energía.

– Disminuir fallas de implantación y costos de reposición de plantas.

– Aumentar la rusticidad de la vegetación y la estabilidad del sistema en el tiempo.

– Sostener los beneficios ambientales, estéticos y económicos de la cubierta.

Para el sector profesional, dominar estos criterios técnicos se traduce en proyectos más eficientes, clientes más satisfechos y negocios con mejor desempeño a largo plazo dentro de la cadena paisajística.

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