Flores de corte en tensión: logística, clima y política redefinen la industria mundial

MUNDO En los principales mercados internacionales, a cada ramo de flores lo antecede un viaje complejo. Y este, marcado por disputas energéticas, rutas inestables y nuevas potencias exportadoras.

Foto: gentileza de FCI

En una época marcada por los cambios geopolíticos y los impactos climáticos, las limitaciones laborales y una logística frágil, la industria de las flores de corte se encuentra entre las más expuestas.

Cultivadas en distintos continentes y destinadas a mercados globales, estas flores dependen de una coordinación impecable en la que están comprendidos desde los productores hasta los importadores, desde los armadores de ramos hasta las góndolas de los supermercados. Sin embargo, el mundo por el que circulan dista mucho de ser estable.

El modelo neerlandés bajo presión

En los Países Bajos, Jack Goossens —productor, miembro de Royal FloraHolland y presidente del Comité de Producción de Ornamentales de la AIPH— identifica cuatro factores que están transformando la floricultura: la energía, la mano de obra, los productos químicos y lo que él denomina “cambios en la sociedad”. Todos ellos están hoy profundamente politizados.

Goossens describe una creciente inquietud pública hacia el sector. Al respecto, señala: En Holanda, un tribunal dictaminó que un productor que utilizaba productos químicos legales no podía continuar, porque el juez no estaba convencido de que fueran seguros. Incluso cumplir con la ley ya no es suficiente. Asimismo, advierte que la floricultura se está integrando en un debate cultural más amplio, en el cual la prensa y los legisladores examinan cada vez más el uso de energía y las emisiones derivadas del transporte aéreo. En ese sentido, las restricciones energéticas agravan el desafío para los cultivadores neerlandeses.

La infraestructura se está convirtiendo en un cuello de botella, afirma.  Y agrega que, en un plazo de entre cinco a siete años, partes de la red eléctrica podrían no ser capaces de cubrir la demanda. Continúa explicando que la floricultura quizá deba adaptarse y producir cultivos de menor consumo energético o, tal vez, trasladar la producción a otros lugares.

Goossens prevé también una creciente dependencia de la producción en el extranjero. Royal FloraHolland, antes centrada en exportaciones cultivadas en el país, está evolucionando. Ya no es tan necesario que las flores pasen físicamente por Holanda para ser comercializadas, señala. Se están desarrollando herramientas digitales para facilitar transacciones a escala global, de modo que el comercio entre África y Asia pueda hacerse directamente, sin pasar todo por Europa.

La expansión de China

Desde Pekín, Shiwei Zhao, miembro de la Asociación China de Flores, confirma que las exportaciones de flores de corte están aumentando con fuerza. Según sus palabras: Solo en enero y febrero de 2025, las exportaciones desde Yunnan alcanzaron los 190 millones de yuanes. Y el mercado interno también crece o, al menos, se mantiene estable.

Las flores chinas ya llegan a los mercados de toda Asia y, cada vez más, a Rusia, que se ha volcado hacia China tras la prohibición de exportaciones florales europeas debido a sanciones internacionales. El transporte aéreo sigue siendo importante, pero se amplían las opciones marítimas y ferroviarias, a menudo vinculadas a la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Vinculado con ese aspecto, Zhao agrega: Exportamos crisantemos a Japón por barco. Usamos trenes hacia Asia Central y rutas por carretera que incluso pueden llegar a Europa. Aunque Estados Unidos no es un destino relevante, Zhao ve oportunidades en países árabes y mercados emergentes. La clave es el transporte, la calidad y las variedades. Y estamos mejorando en los tres aspectos, agrega.

El modelo estatal chino impulsa esta expansión. Crecen las inversiones en programas de mejoramiento genético, instalaciones modernas e infraestructura de transporte. Antes dependíamos de variedades importadas —señala Zhao—, pero ahora tenemos un número creciente de obtentores chinos, y hay mucho más respeto por la propiedad intelectual que antes.

Logística, rutas y resiliencia

Tanto Goossens como Zhao, coinciden en la fragilidad y relevancia de la logística. Ya sea por demoras vinculadas al Brexit, a los bloqueos en el mar Rojo o a la volatilidad en el transporte aéreo, las rutas de las flores son cada vez más vulnerables.

Para Royal FloraHolland, dicha situación ha incrementado la necesidad de diversificar los modelos comerciales. Se están impulsando plataformas digitales que permiten concretar operaciones en el lugar de origen, explica Goossens. Eso permite que surjan centros de intercambio fuera de los Países Bajos y que la logística se adapte con mayor flexibilidad ante las interrupciones.

Zhao coincide en que la logística se optimiza, sobre todo bajo la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Ahora enviamos por aire, tren o mar según el destino —señala—, y la infraestructura para las exportaciones mejora cada año.

No obstante, ambos reconocen límites. No todas las flores se adaptan a los modos de transporte más lentos. Goossens prevé un cambio en las prioridades de mejoramiento: Las variedades deben adaptarse. Los obtentores trabajan en características que mejoren la vida en florero o que se ajusten al transporte marítimo.

Perspectivas: local o global

¿Qué depara el futuro? Para Goossens, no se trata de elegir entre globalización o localización, sino de equilibrar ambas opciones. Debemos reconocer que no todas las flores tienen que cultivarse en Europa. Hay lugares donde la producción es más eficiente y donde la industria sostiene medios de vida en regiones como África.

También destaca beneficios más amplios: La floricultura neerlandesa cumple un papel oculto en la estabilización energética. Nuestros productores absorben excedentes de electricidad y devuelven energía a la red cuando es necesario. Es un sistema que ayuda a equilibrar todo el suministro energético.

Zhao, por su parte, cree que China está cerca de alcanzar una gran relevancia mundial. Tenemos la tierra, contamos con variedades en mejora y ahora estamos construyendo los sistemas de exportación. Pero la calidad sigue siendo una prioridad, especialmente en el manejo poscosecha. Ahí aún tenemos trabajo por hacer.

Ambos reconocen que el cambio climático está desplazando las zonas de producción y que la resiliencia a largo plazo requerirá inversión y flexibilidad. En palabras de Zhao: China está lista para exportar más, pero debemos cumplir con las expectativas internacionales en calidad, sostenibilidad y logística.

Adaptarse o marchitarse

La enseñanza es clara: diversificar rutas, repartir riesgos y evitar la dependencia de un único canal. Estos principios, presentes tanto en las estrategias chinas como en las neerlandesas, apuntan a fortalecer la resiliencia futura. También, adoptar herramientas digitales, respetar las nuevas normas sobre sostenibilidad y no subestimar jamás el impacto que puede tener un vuelo demorado, una inspección fronteriza o una simple tormenta sobre un cargamento de belleza perecedera.

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