Roberto Mulieri, cofundador de la Federación de Nodos de la Red Argentina del Paisaje, comparte su opinión sobre el papel de las diferentes agrupaciones de profesionales y empresas que interactúan en este sector.
La rápida propagación de la pandemia desató una crisis sanitaria, económica y política global: en plena gravedad de la situación citada, decíamos que el coronavirus vino a revelar las desigualdades ocultas en la sociedad. Ahora, se suman las voces de la guerra (Rusia-Ucrania) poniendo en peligro la pseudopaz mundial en la que vivíamos.
La pesadilla que se vivenció y que aún continúa ya ha cambiado nuestras sociedades y por lo tanto a nuestros paisajes.
El mundo va a necesitar voces autorizadas, con una visión nueva sobre la relación de la sociedad con la naturaleza y, además, en torno a este modelo de producción que lleva decenios de saqueo de los bienes de la tierra y la modificación del clima.
Esta realidad nos lleva a reflexionar respecto de nuevos roles, nuevos valores y, también, sobre la búsqueda de caminos para promover el debate y lograr verdaderos acuerdos, tendientes a construir, en forma colectiva y solidaria, proyectos comunes.
Ya no se trata solamente de compartir información sobre nuestra flora, su belleza y su protección, o de denunciar los atropellos que se infligen al paisaje.
El cambio climático, tan anunciado desde hace decenios, ha generado urgencias y estados de alarma que requieren de la acción y la conciencia humana; y, asimismo, conmina a asumir profundas acciones políticas.
Ha habido una transformación notable de paradigma: el mundo del paisaje no es el mundo de las flores, sino de las políticas de Estado. Y deberemos aceptar que la mitigación del cambio climático dependerá de aristas de evidencias tangibles, económicas y científicas, que estén por delante de las decisiones de cada uno de los Estados, y tendrá que ver, a la vez, con las disputas geopolíticas.
Si no entendemos esto, no trascenderemos como instituciones dedicadas al paisaje y, más aún, no cumpliremos nuestra misión. Por eso, debemos meternos en el debate político a nivel de localidades, municipios, regiones y países.
La parte transformadora de la política es su músculo y, si no lo ejercitamos, el músculo no crecerá. Debemos entender el contexto social, y, a partir de ahí, analizar si la realidad actual es transformable o no.
Desde la coordinación del Nodo Gestión Política del Paisaje de la RAP (Red Argentina del Paisaje), pensamos que nuestro rol deberá ser transformarse en una institución generadora de políticas basadas en la investigación y la acción, con ejes de democracia ampliamente participativa, sin perder esta cualidad, tan bellamente lograda, que es la relación afectiva con el paisaje y entre los miembros de las instituciones.
Hay algunos trabajos que nos dan pistas para la elaboración de políticas: uno de ellos es la investigación sobre los espacios verdes y los municipios realizada por Gonzalo de la Fuente, de Fondo Verde; otra es la Red Argentina de Municipios Frente al Cambio Climático; y también, la participación de la Corporación Patrimonio y Paisaje de Chile en el proceso de la nueva Constitución para su país -incluyendo el tema del Paisaje-, y, por supuesto, toda la gestión de la RAP referida a la Ley de Presupuestos Mínimos de Protección, Gestión y Ordenamiento del Paisaje y de la Iniciativa Latinoamericana del Paisaje referida al Convenio Latinoamericano del Paisaje.
* Roberto Mulieri es cofundador y expresidente de la Federación de Nodos de la Red Argentina del Paisaje. Co-Coordinador del Consejo Rector del Observatorio del Paisaje de Exaltación de la Cruz, Co-Coordinador del Nodo Gestión Política del Paisaje (LALI), y Director del Estudio Siempreverde-Diseño del Paisaje.